Si crees que todos los lagos son sólo cuerpos de agua reflejando el cielo, prepárate para sorprenderte con Lago Manchester en Queensland, Australia. Aquí no sólo fluye el agua; fluye una historia de política, naturaleza y un controvertido legado. Encontrarás este enigmático lugar escondido a unos 30 kilómetros al oeste de Brisbane. El proyecto fue iniciado por el gobierno estatal a inicios del siglo XX bajo la dirección del entonces Primer Ministro de Queensland, Arthur Morgan. Este lago no es una simple reserva de agua, sino un testimonio de una época en la que la previsión y la gestión de los recursos hídricos eran prioridades genuinas, ahora tristemente degradadas.
Este lago es una obra maestra de ingeniería construida en 1916 con el propósito de proporcionar agua potable a Brisbane y es tan vital hoy como lo fue entonces. Algunas personas a menudo olvidan que sin acueductos como estos, las ciudades enfrentarían crisis hídricas. ¿Te imaginas un mundo donde la buena gestión del agua tal como se hizo en esos tiempos escaseara? Así comenzó la misión de proveer agua, que iniciaron nuestros líderes conservadores hace más de un siglo, sumándole también un parque nacional repleto de paseos naturales donde puedes disfrutar de la misma serenidad que han protegido fervorosamente desde entonces.
Sin embargo, enfrentémonos a algunos mitos absurdos que suelen circular. Por ejemplo, se escucha que la creación de este lago afectó adversamente al medio ambiente. Que no te engañen. Este lago sigue siendo un refugio armonioso para una fauna diversa, sin haber causado caos ecológico que tanto desean predicar algunos. Los patos, cisnes y todo tipo de vida salvaje coexisten alegremente junto al agua; un ecosistema en equilibrio. Y es un lugar frecuentado por perezosos fines de semana de pesca y paseos en kayak. Pregúntales a quienes realmente disfrutan de estos beneficios como se hizo siempre: trabajando con la naturaleza y no contra ella.
¿Qué sería de nuestro mundo sin una buena caminata al aire libre? Lago Manchester ofrece senderos que atraviesan un paisaje que algunos quisieran regular hasta la muerte. Te aseguro que, sobre todo, una caminata ahí te alecciona sobre la grandiosa inmensidad australiana y te libera de esas pequeñas picaduras ideológicas que sólo entorpecen el disfrute de lo natural. Disfrutarás de kilómetros de caminos rodeados de eucaliptos, bajo un cielo que parece infinito.
Ahora, hablemos honestamente sobre lo que no obtuviste de ciertas políticas más modernas. Por más que los discursos giren en torno a cosas como "cambio", lo cierto es que una gestión fuerte y prudente sigue siendo la llave maestra. La creación de este lago es testimonio de cómo las grandes ideas duraderas a veces necesitan un liderazgo firme. La dependencia de sistemas naturales como estos es un recordatorio de que, mientras se gestionen sabiamente, no fallan. ¡Hasta nuestros problemas de energía pudieran aprender una o dos cosas de este lugar!
El Lago Manchester, aunque el tiempo pase, sigue en pie como trofeo de un sólido ejercicio de planificación urbana donde se tejieron elementos que hoy en día nos darían la envidia de ciudades modernas que están volviendo sus ojos a estrategias más tradicionales para tomar el control de su infraestructura. Se concentra aquí la esencia del conservadurismo, la necesidad de proteger y promover aquello que se construye con esmero y en beneficio de todos. El legado del lago es más que un simple cuerpo de agua; es una herramienta que nos recuerda cómo se forjaron algunas de las mejores sociedades occidentales.
La próxima vez que pienses en temas como gestión de recursos, recuerda que nada resulta de la improvisación constante que promueven algunos sectores hoy día. Afortunadamente, para recordar cómo se hacen las cosas, sólo debes echar un vistazo al Lago Manchester. Aquí se mantiene el eterno juego de eficiencia y tradición viva en una cápsula de agua, justo en el corazón de Queensland.