La Marcha de Pola: Un Entusiasta Paseo del Feminismo Radical

La Marcha de Pola: Un Entusiasta Paseo del Feminismo Radical

La Marcha de Pola en Bogotá, Colombia, es una celebración de la feminista histórica Policarpa Salavarrieta. Este evento anual se ha convertido en una extravagancia contradictoria que plantea preguntas sobre su impacto real.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

La Marcha de Pola no es solo un evento anual en Colombia; es un espectáculo que busca repetir los mismos errores que otras manifestaciones feministas han cometido durante décadas. Situada en Bogotá desde 2019, este evento llama la atención por su ruido, sus carteles coloridos y su aire revolucionario. Conmemorada en octubre, se centra en la figura histórica de Policarpa Salavarrieta, una mujer que buscaba cambiar el mundo a su imagen y semejanza durante la época de la independencia, hoy venerada por feministas que ven en ella un símbolo de resistencia. No es difícil imaginar por qué se congregan miles para celebrar la vida de alguien que en tiempos actuales sería llamada "disruptiva". En este artículo, exploraremos diez razones por las que este evento es una mezcla contradictoria de nostalgia e intención moderna.

  1. Reinterpretación Histórica: La historia es reescrita constantemente por aquellos que buscan reinterpretar figuras pasadas para adaptarlas a su propia agenda. La Marcha de Pola enaltece a Policarpa Salavarrieta como una heroína feminista intérprete del presente, ignorando cuidadosamente las complejidades de su vida en busca de una narrativa simplificada.

  2. Protesta como Entretenimiento: El evento parece más un carnaval que una marcha política seria. Con su ambiente festivo, no se parece en nada a un espacio donde se discuten temas cruciales con seriedad. La música en vivo y los disfraces coloridos transforman la rebelión en un espectáculo, borrando el límite entre activismo real y entretenimiento.

  3. Reproducción de Viejos Tópicos: A pesar de su intención de cambiar el status quo, la marcha reutiliza clichés que ya cansan; el patriarcado, los derechos reproductivos y la equidad de género son la melodía repetitiva que permea cada discurso, pero sin proponer nada fresco o tangible.

  4. Desconexión con la Realidad: Mientras que se levantan pancartas exigiendo cambios radicales, se hace notoria la desconexión entre las demandas del evento y las necesidades reales del pueblo colombiano. Priorizar las agendas ideológicas sobre las necesidades inmediatas de seguridad, educación y empleo habla de una marcha que podría estar viviendo en una burbuja.

  5. Hipocresía Ambiental: Un evento que promueve un progreso inclusivo y moderno, pero que descuida la contaminación provocada por sus masivas concentraciones y residuos arrojados en la vía pública. No se menciona la huella ecológica; un guiño a lo políticamente correcto a menudo deliberadamente ignorado.

  6. Exacerbación del Confrontamiento: La tendencia de la marcha a dividir más que a unir es preocupante. Se utiliza un lenguaje divisivo que polariza aún más a un país que necesita diálogo y entendimiento. Instigar una lucha de género en vez de propiciar un diálogo constructivo pone trabas al progreso social.

  7. La Cultura de la Cancelación: Cada año, las iniciativas y voces que no se alinean con el pensamiento dominante de la marcha son atacadas y apartadas. La Marcha de Pola promueve una cultura de cancelación que asfixia la diversidad de ideas, irónicamente contrario a lo que proclaman defender.

  8. Propaganda Selectiva: La exposición mediática que recibe el evento está diseñada para pintar una imagen de progreso y vanguardia. Sin embargo, el enfoque está selectivamente dirigido a aquellas voces y acciones que encajan en una narrativa complaciente. Las críticas o cuestionamientos serios son descartados rápidamente.

  9. Desdén por la Tradición y la Familia: Al buscar romper con todo lo 'viejo', la marcha ignora el valor intrínseco de la familia y las tradiciones culturales que han sido el pilar de cualquier sociedad estable. Lo nuevo no siempre es mejor, pero parece ser el mantra no admitido del evento.

  10. Impacto Efímero: Con tanta fanfarria, se podría pensar que tiene un impacto duradero en la sociedad. La realidad es que, una vez que los gritos se enfrían y las calles se despejan, poco o nada cambia. Los problemas de fondo quedan relegados mientras las luces del espectáculo se apagan hasta el próximo año.

La Marcha de Pola es una amalgama de entusiasmo y desencanto, vestida con trajes de colores que encubren verdades incómodas. Mientras se siguen escuchando los ecos de "resistir" y "revolución", las reformas tangibles que realmente beneficiarían a la población permanecen como figuras distantes en un horizonte aparentemente inalcanzable.