¡La Lluvia Suave y el Festival de las Opiniones Sensibles!

¡La Lluvia Suave y el Festival de las Opiniones Sensibles!

"La Lluvia Suave" llega como un chaparrón en el Festival de Cine de Sundance 2023, tratando de dejar su marca con su mezcla de lo sobrenatural y lo políticamente correcto.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Hay un dicho que dice: "Cuando llueve, lleva paraguas, no un himno de corrección política en forma de película." "La Lluvia Suave", dirigida por Ted Geoghegan y estrenada en 2023 en el Festival de Cine de Sundance, trata de mostrarnos una trama sencilla pero insistentemente inflada de simbolismo que intenta empapar a sus espectadores con lo que los creadores creen que debería ser una sociedad perfecta. La premisa parece intrigante a primera vista: una familia parece ser acosada por la llegada de una lluvia interminable en su aislado hogar en el bosque. La pregunta aquí no es qué quieren decir con esta historia, sino por qué creemos que necesitamos esa interpretación moderna en cada gota.

La película tiene lugar en una cabaña acogedora. Creí que la belleza épica de la naturaleza convence a la gente de que existe un mundo más grande donde uno puede desconectarse de las charlas constantes del urbanismo progresista. Sin embargo, en "La Lluvia Suave", la cabaña sirve como un lugar donde el guion nos recuerda constantemente que nadie puede esconderse del juicio moral de agendas políticas prediseñadas.

La familia está compuesta por Anne, una escritora de cuentos infantiles, junto a su esposo, Paul, un artista abstracto al que se le acaban las ideas, y su hija adolescente, Lily, que parece ser el vehículo de la narración. Una familia normal se diría, pero su cotidianidad se ve interrumpida por la tormenta y lo que parece una presencia sobrenatural. La lluvia no es solo agua que cae; sirve también para lavar las conciencias de cualquier inclinación política independiente. Se nos recuerda continuamente que no se puede escapar del vendaval de cumplidos mensajes morales que la sociedad moderna promueve.

Los elementos sobrenaturales que se presentan forman una metáfora estructura-tabletaspresente que, en lugar de sumergirse en temas universales sobre lucha y superación, llegan a convertirse en un manifiesto turbio en contra de aquellos que se atreven a caminar bajo una tormenta sin un paraguas diseñado por opinólogos contemporáneos.

A medida que el filme avanza bajo este aguacero de críticas sociales, los personajes son tratados como meros peones en un tablero de ajedrez, movidos para completar un punto de vista muy específico. Y es ahí donde la película pierde su oportunidad de aportar una narrativa invigorante—o siquiera entretenida—que mezcle lo personal con lo sobrenatural de manera equilibrada.

Una de las cuestiones que se pregunta es si estas narrativas necesitan ser martilladas en nuestros cerebros como lo son en "La Lluvia Suave," cuando todo lo que el espectador común desea es una película que lo distraiga de los problemas con los que lidian diariamente. Pero no, aquí el entretenimiento viene con condiciones preprogramadas; si uno no se ajusta a ese molde, está destinado a ver el filme con ojos escépticos o, peor aún, aburridos.

Para aquellos que creen que el arte debe reflejar la agenda del día: ¡buenas noticias! Esta película lo hace, y lo hace muy bien. Quizás, esa es la razón por la que la película fue tan bien recibida en festivales predominantemente simpatizantes de tales mensajes, y no porque presente una trama intensa o una cinematografía revolucionaria. La película es un recordatorio de cómo ciertos círculos de la industria del cine han decidido seguir un camino donde factores ajenos a la narrativa guían la producción.

Anne, Paul, y Lily se ven obligados a enfrentarse no solo a las fuerzas exteriores de la naturaleza, sino también a aquellas que provienen de un zeitgeist cultural que insiste en que la ficción es inútil a menos que esté empapada en el moralismo contemporáneo. La representación de la familia y cómo cada miembro lidia con "la lluvia" se convierte en un eco de cómo la sociedad actual cree que todos deben comportarse y pensar.

El director, Ted Geoghegan, ciertamente ha creado algo que pocos olvidarán rápidamente, pero no necesariamente por las razones correctas. La narrativa—intencionada para ser sombría y contemplativa—acaba sintiéndose como una manipulación de emociones diseñadas, destinada a satisfacer los gustos y expectativas de aquellos que ya están decididos a qué agenda alabar.

El cine debería estar diseñado para abrir vistas, invitando a discrepar y a disfrutar de la diversidad artística más allá del filtro con el que ciertos sectores desean presentarlo. Desafortunadamente, como en "La Lluvia Suave", algunas voces prefieren permanecer en bucles incesantes de aprobación cultural. No esperes reír o que otros se unan a tus suspiros de sorpresa; este filme prefiere mantenerse dentro de sus propios parámetros "lluviosos".

Podría decirse que "La Lluvia Suave" es una oda a una época específica que no desaparecerá pronto: una en la que se nos pide que dejemos de celebrar la diversidad genuina de pensamiento a cambio de acatar un monocromo cultural que ya no sorprende. La elección de disfrutarla está en tus manos, pero no olvides llevar tu paraguas más fuerte. No sea que te moje y pienses diferente.