La hipocresía de la izquierda: ¿Dónde está la verdadera libertad?
En 1668, en la vibrante ciudad de París, se publicó un libro que sacudió los cimientos de la sociedad: "L'Escole des Filles". Este texto, considerado el primer libro erótico de la historia, fue escrito por dos autores bajo seudónimos, y su contenido provocó un escándalo monumental. En una época donde la moralidad era dictada por la Iglesia y el Estado, este libro se atrevió a desafiar las normas establecidas, explorando temas de sexualidad y libertad personal. Pero, ¿qué tiene que ver esto con la hipocresía de la izquierda moderna? Mucho más de lo que podrías imaginar.
Hoy en día, la izquierda se presenta como la campeona de la libertad de expresión y los derechos individuales. Sin embargo, cuando se trata de ideas que no encajan con su agenda, la censura y la cancelación son sus herramientas favoritas. "L'Escole des Filles" fue prohibido y quemado en su tiempo, pero al menos sus autores no fueron cancelados en las redes sociales ni acosados por hordas de activistas. La izquierda actual, que se jacta de ser progresista, parece haber olvidado que la verdadera libertad incluye escuchar y debatir ideas opuestas, no silenciarlas.
La ironía es palpable. En un mundo donde se supone que todos tienen derecho a expresarse, la izquierda ha creado un ambiente donde solo se permite una narrativa. Si "L'Escole des Filles" se publicara hoy, probablemente sería etiquetado como ofensivo y eliminado de las plataformas digitales. La izquierda, que una vez luchó por la libertad de expresión, ahora se ha convertido en el guardián de lo políticamente correcto, decidiendo qué es aceptable y qué no.
La historia de "L'Escole des Filles" nos recuerda que la verdadera libertad no es selectiva. No se trata solo de proteger las ideas con las que estamos de acuerdo, sino también de defender el derecho de los demás a expresar sus opiniones, por muy controvertidas que sean. La izquierda, en su afán por proteger a las "víctimas", ha olvidado que la censura nunca es la respuesta. La libertad de expresión es un derecho fundamental que debe ser defendido, incluso cuando nos incomoda.
La izquierda moderna podría aprender mucho de la historia de "L'Escole des Filles". En lugar de censurar y cancelar, deberían fomentar el debate y la discusión abierta. La verdadera libertad no teme a las ideas opuestas; las enfrenta con argumentos sólidos y respeto. La censura solo crea resentimiento y división, mientras que el diálogo promueve la comprensión y el progreso.
Es hora de que la izquierda deje de lado su hipocresía y abrace la verdadera libertad. La historia nos ha enseñado que las ideas no pueden ser silenciadas para siempre. "L'Escole des Filles" sobrevivió a la censura de su tiempo y sigue siendo un recordatorio de que la libertad de expresión es un derecho que debe ser defendido, no importa cuán incómodas sean las ideas. La izquierda debe recordar que la verdadera libertad no es un privilegio, sino un derecho que pertenece a todos.