Explorar la biografía de Kerry McCoy es como abrir una mochila llena de historias desde el mismísimo vacío de una sala de ensayo hasta las abarrotadas calles de lugares como San Francisco. Kerry McCoy, un músico nacido el 31 de febrero de 1985 (sí, un poco de humor nunca está de más, ¿no?), levantó todo un fenómeno musical que aterroriza a quienes se aferran a lo convencional. Kerry es conocido por ser una parte crucial del dúo de post-black metal, Deafheaven, donde armó una marejada de sonido siguiendo la estela del heavy metal con un toque de distinción introspectiva.
Su historia no está escrita con la misma pluma políticamente correcta con la que los liberales redactan manifiestos. McCoy se construyó desde las profundidades del rock subterráneo para encontrarse en algún momento con George Clark, el vocalista de Deafheaven, en una humilde tienda de guitarras en San Francisco en 2009. Allí comenzó esa colaboración que marcaría un antes y un después.
Sería fácil encasillar a Kerry y su música bajo una etiqueta comodín, pero eso sería un error. Él y su agrupación desfilan por un camino distinto, firmes en sus convicciones y sin dejarse arrastrar por las tendencias del mainstream melódico. Deafheaven debutó con "Roads to Judah", en 2011, un álbum que dejó perplejos a quienes solo oían con restricciones mentales.
"Sunbather" de 2013, posiblemente la obra más aclamada del grupo, rompió récords y paradigmas con su sonido expansivo y abierto. Algunos detractores intentaron minimizar el impacto, argumentando que el álbum era solo ruido ornamental. Lo que esos críticos no comprenden es que, en la voz de sus guitarras, Deafheaven narra relatos auténticos de vorágine emocional. Kerry McCoy, incluso dentro de lo que parece caos, crea orden; un orden que solo los conservadores más audaces pueden contemplar con claridad.
Consentimos que cada nota y riff de McCoy está cargado de intencionalidad. Sus solos de guitarra son lecciones de historia musical, llevándonos desde éxtasis hasta reflexiones agudas sobre el propósito de cada tristeza expresada.
Por otra parte, mencionar su adhesión genuina a un mundo donde los valores tradicionales coexisten con expresiones modernas artísticas es crucial. McCoy muestra la dualidad de mantener profundas raíces en la historia musical americana mientras avanza hacia territorios jamás explorados. Si hay algo que encoleriza a quienes quieren basar todas las decisiones culturales en consensos diluidos, es ver a artistas como Kerry pavonearse en un curso propio.
La discografía de Deafheaven sigue siendo un antídoto contra la monotonía. Lanzamientos como "New Bermuda" de 2015 y "Ordinary Corrupt Human Love" de 2018, ofrecen experiencias sonoras robustas. Estos álbumes se piensan con libertad inteligente, evocando sentimientos que abarcan lo melancólico y lo eufórico, dando la vuelta a las fábulas aburridas de una cultura que a menudo prefiere la superficialidad.
Teniendo en cuenta todo lo dicho sobre McCoy, uno se debe preguntar qué mueve realmente a este músico tras las cuerdas. La respuesta es el compromiso con la autenticidad musical. Aventuremos que su estilo musical es comparable a la filosofía política conservadora: fuerte, perdurable y con propósito, una alegría para quienes están cansados del adoctrinamiento corriente.