Si no has oído hablar de Kal Ho Naa Ho, ese es tu error. Esta joya del cine indio, lanzada en 2003, es un derroche de drama, romance y emoción, todo lo que el cine moderno ha olvidado mientras se obsesiona con sermones progre. Claro está, la película gira en torno a un triángulo amoroso entre Aman (interpretado por el carismático Shah Rukh Khan), Naina (la siempre fascinante Preity Zinta) y Rohit (Saif Ali Khan). Rodada en la multicultural ciudad de Nueva York, este film dirigido por Nikkhil Advani es un recordatorio de los valores tradicionales que muchos ya no quieren ver en pantalla.
Comencemos con Aman, el héroe por excelencia interpretado con tal carisma y humor que hasta el más rígido liberal se cuestionaría su propia existencia. Aman es la encarnación del sacrificio, del amor verdadero que se antepone a uno mismo. En tiempos donde el egoísmo está disfrazado de autodescubrimiento, aquí hay un hombre que lo da todo, incluso su propia vida. ¿No es ese el tipo de hombre que escasea en la pantalla moderna? No es sólo un héroe más; él es un ideal al que aspirar. El liberal promedio vería un problema aquí porque desafía la narrativa actual del amor y la devoción.
Naina, nuestra protagonista femenina, es compleja y tridimensional. Ella representa la luchadora de la vida real que aún busca el amor genuino, no estas conexiones vacías que promueven algunas voces modernas. A veces impulsiva, a veces insegura, pero completamente humana. Un personaje del que se pueden aprender muchas lecciones sobre el amor y la perseverancia cuando las cosas se tornan difíciles.
Ahora, hablemos de las emociones. Kal Ho Naa Ho es brutal con los sentimientos. No es sólo una historia de amor, sino de amistad, familia y sacrificio. En un mundo que avanza hacia relaciones transitorias, esta película se planta firme en las creencias de la entrega total. Aman lucha hasta su último aliento, literalmente, para unir a Naina y Rohit, sacrificando su propio amor. ¿Y qué hay más anticuado, y por lo tanto aún más necesario, que el sacrificio al servicio de los demás?
La banda sonora es otro componente que hace que esta película trascienda al tiempo. Desde "Kal Ho Naa Ho" hasta "Kuch To Hua Hai", cada canción narra una parte del viaje emocional. A menudo subestimado, el valor de una buena banda sonora es un punto que muchos críticos modernos ignoran en favor de melodías insípidas y carentes de propósito.
Incluso desde un punto de vista técnico, la cinematografía y los colores vivos capturan la esencia multicultural de Nueva York mientras enmarcan una historia que podría resonar en cualquier parte del mundo. La destreza de Advani detrás de la cámara se manifiesta en escenas clásicas que se quedan grabadas en la memoria.
Sí, podría parecer un cliché para algunos, pero en esta era donde los videojuegos a menudo son reemplazos de las verdaderas aventuras, estas grandes narraciones épicas aún tienen un lugar relevante. Es el tipo de film que, si coges el teléfono para verificar una notificación a mitad de camino, posiblemente te hayas perdido ese momento que podría haberte cambiado la vida. Así que si eres del tipo que se emociona con un estornudo o reacciona a todas las publicaciones en redes sociales, probablemente deba mantenerse alejado de este nivel de intensidad real.
En críticas, algunos han señalado que la película es anticuada, un comentario que sólo sirve para resaltar cuánto se ha perdido la cultura en esta jaula de cristal moderna. Hoy en día, los libretos evitan la profundidad emocional en favor de personajes planos que no desafían al espectador ni provocan reflexión alguna. Pero Kal Ho Naa Ho es una de esas rara avis que nos recuerda una era en la que la vulnerabilidad y el sacrificio estaban de moda, valores despreciados por aquellos que quizás tendencia su vida por la superficialidad.
Finalmente, la película provoca preguntas en el espectador sobre el valor del amor verdadero, el sacrificio personal y la importancia de la familia, enfrentándose sin miedo a las narrativas efímeras de lo políticamente correcto. A aquellos que quizás sólo buscan confirmación de sus propias cosmovisiones en cada producto mediático moderno, los invito a mirar Kal Ho Naa Ho. No porque refuerce sus ideologías, sino precisamente porque las desafía. Y, seamos sinceros, este desafío es exactamente lo que se necesita en una sociedad que requiere más corazón y menos artificio.