Cuando uno revisita los grandes clásicos de la literatura, a menudo busca obras que verdaderamente desafían el pensamiento convencional. 'Jugando en los Campos del Señor', una novela de Peter Matthiessen, hace precisamente eso. A lo largo de sus páginas, Matthiessen nos lleva a un rincón insólito del mundo: la deslumbrante, inmisericorde y envolvente selva amazónica. Este libro es mucho más que una simple narración sobre la naturaleza. Es una exploración audaz de temas como el colonialismo, las tensiones religiosas y las diferencias culturales, todo ello narrado desde una perspectiva que podría levantar ampollas en quien cree que las culturas deben ser preservadas a toda costa.
1. Escolástico, Matthiessen Reúne lo Mejor de dos Mundos
Peter Matthiessen no era cualquier escritor. Su increíble elocuencia y dominio del lenguaje le permitieron pintar con palabras un mundo tan fascinante como desafiante. A través del relato de los misioneros norteamericanos que llegan para ‘salvar’ a las comunidades indígenas del Amazonas, expone cómo las buenas intenciones pueden convertirse en catástrofe cuando se ejecutan sin empatía ni comprensión real. Su retrato de la selva es tan vívido que se convierte en un personaje en sí misma, inmensa y omnipresente, como una analogía al poder del orden natural frente al caótico intento humano de imponer control.
2. El Desenmascaramiento del Idealismo Liberal
'Jugando en los Campos del Señor' es una bofetada a aquel idealismo romántico que idolatra toda cultura ajena sólo por ser distinta. Matthiessen muestra cómo el choque entre la civilización occidental y las sociedades indígenas es mucho más que un simple encuentro cultural; es una guerra de valores que cuestiona qué cultura debe prevalecer. Con esta novela, deja claro que el buenismo y el sentimentalismo son insuficientes en situaciones donde la realidad es compleja y brutal.
3. Personajes que Te Sacuden Hasta el Núcleo
Los personajes de Matthiessen son vibrantes, mostrando ambos extremos de la condición humana. Tenemos a los misioneros cuyo fervor religioso bordea en el fanatismo, enfrentándose al conflictivo dilema de hasta qué punto sus creencias justifican intervenir en vidas ajenas. Al mismo tiempo, están los mercenarios y empresarios cuyo cinismo y codicia los llevan a actuar sin ningún tipo de visión moral. Esta dicotomía subraya una verdad incómoda: tal vez las tribus no necesitan la 'salvación' occidental después de todo.
4. La Crueldad y Belleza del Entorno Natural
Por supuesto, una parte integral de Jugando en los Campos del Señor es su ambientación en el Amazonas. Matthiessen pinta la selva como un lugar de belleza imponente y violencia instintiva, donde está lejos de ser un simple telón de fondo. Aquí, el entorno es un recordatorio constante de la futilidad humana contra las fuerzas incontrolables de la naturaleza. Aunque algunos puedan considerarlo un llamado a la preservación de lo natural, para otros es una advertencia de que no todo lugar está hecho para ser entendido o dominado por los seres humanos.
5. El Narrador que Pone el Dedo en la Llaga
El estilo narrativo de Matthiessen es despiadado en su honestidad. No le teme a desenmascarar la hipocresía ni a señalar que quizás el verdadero "salvaje" no es aquel que vive en la selva, sino el que intenta cambiarla sin comprenderla. Esta narrativa no hace concesiones ni simplifica la disparidad cultural. Nos invita a cuestionar qué tan dispuestos estamos a imponer nuestros ideales bajo la bandera del progreso.
6. Un Testamento de Ironías Mordaces
La novela está llena de ironías que cruzan cada página. Los misioneros, con todo su empeño por evangelizar, terminan siendo influenciados por la cultura que pretenden cambiar. Esta danza de intercambios culturales involuntarios subraya cómo, a menudo, aquellos que buscan 'civilizar' terminan siendo los más cambiados.
7. Filosofía Entre Bestias Humanas
La trama plantea preguntas filosóficas sobre la moralidad, cuestionando qué es lo correcto en un mundo de claroscuros. Matthiessen nos confronta con una serie de dilemas éticos que no tienen una respuesta sencilla, forzándonos a reevaluar nuestras creencias sobre lo que significa ser 'civilizado'.
8. El Canto de las Culturas Perdidas
Al final, la novela destaca una verdad que muchos se niegan a aceptar: cada cultura es única y sus gentes tienen derecho a su manera de vivir. Los intentos por alterar su curso para introducir nociones externas de lo correcto, a menudo dejan cicatrices en ambas partes. Matthiessen presenta estas relaciones con toda su crudeza, lo que podría resultar perturbador para quienes prefieren relatos edulcorados de comprensión intercultural.
'Jugando en los Campos del Señor' es más que una novela; es un desafío a las nociones preconcebidas, un examen implacable de nuestra capacidad para aceptar y, especialmente, respetar la diversidad del ser humano desde una óptica no blanda. Advertencia: no es apta para aquellos que se sentirían cómodos en las aguas calmadas del consenso político.