Parece que cada vez que Jo Jorgensen aparece en el escenario político, los autodenominados defensores de la democracia tienen un ataque de pánico. ¿Quién es Jo Jorgensen? Una mujer que no solo habla sobre la libertad, sino que la vive. Jorgensen fue la candidata del Partido Libertario para las elecciones presidenciales de 2020 en los Estados Unidos y ciertamente removió las aguas del debate político. Una profesora de psicología en la Universidad de Clemson, Jorgensen ha dedicado su vida a predicar la importancia de la libertad individual, mucho más allá del ceremonioso discurso que muchos políticos tradicionales intentan vender. Nacida en 1957 en Libertyville, Illinois, empezó a resonar entre los votantes hartos de elegir entre el mal menor en las típicas batallas entre republicanos y demócratas.
La Voz del Sentido Común: Mientras mucha gente parece encantada con la idea del crecimiento del gobierno, Jo Jorgensen invita a repensar esta obsesión. Para ella, menos gobierno no significa caos, sino libertad para que cada individuo tome sus propias decisiones, sin una intrusiva mano regulatoria imponiendo su voluntad.
Apasionada por la Libertad Personal: Aquí hay una idea revolucionaria que no cae bien a todos. Según Jorgensen, los individuos deberían ser libres de elegir cómo vivir su vida, siempre y cuando no infrinjan los derechos de otros. Esto incluye mantener al gobierno fuera de sus bolsillos y de sus pactos personales. Nada de eso es bienvenido en el libro de normas de los que predican el colectivismo como la única solución.
Economía Familiar: Jorgensen defiende un Estado que no arruine las economías familiares a base de impuestos y regulaciones mojigatas. Lo ilógico de ahogar a los ciudadanos trabajadores con pesadas cargas fiscales se convierte en el mejor aliado de la incompetencia gubernamental. Ella propone una simplificación radical del sistema impositivo que pone el control de vuelta en las manos de los contribuyentes.
Una Visión Multicultural: Lejos de las etiquetas simplistas, Jorgensen aboga por una inmigración regulada que acepte la diversidad, siempre y cuando no se convierta en una carga para el contribuyente. En este terreno, el sentido común eclipsa las reacciones viscerales caracterizadas por altos grados de hipocresía política.
Defensa de la Salud Privada: En tiempos donde se celebra el gasto inmoral en salud burocratizada, Jorgensen tiene la osadía de proponer que la salud esté en manos de quienes realmente importan: el paciente y el profesional médico. Menos mediadores, menos despilfarro.
Política Exterior Sin Complejos: Dicen que la mejor diplomacia proviene de un lugar de fuerza controlada. Jorgensen sostiene que Estados Unidos no debe ser el policía del mundo, pero sí mantener una presencia robusta que disuada amenazas, defendiendo intereses nacionales con equilibrio, no con impulsos irracionales.
Educación: Libres para Elegir: Con el panorama educativo plagado de fracasos estrepitosos, Jorgensen ve la competencia como el motor para mejorar las ofertas educativas. Quizás la solución más temida por aquellos que ven la educación pública fallida como una vaca sagrada.
Federalismo: La Tradición Americana: Uno de los principios que Jo Jorgensen rescata es el del federalismo. Devolver el poder a las regiones es también devolverlo a las personas, asegurando que las decisiones se tomen más cerca del hogar, en lugar de despachos lejanos.
Protección al Arma: Con un auténtico compromiso con la Segunda Enmienda, Jorgensen defiende el derecho a la autodefensa. Porque la historia ha demostrado que un pueblo armado es, en efecto, un pueblo libre.
Rompedora del Claro de Forro: En un mar de políticas hechas de clichés y promesas huecas, Jo Jorgensen se destaca como una defensor desafiante de la libertad genuina, un reto totalmente diferente al dogma progresista comodino.
Así que, ahí lo tienen. Jo Jorgensen, una candidata que no teme desafiar el status quo y trabaja sin tregua para devolver el poder a donde siempre debió pertenecer: en manos del pueblo.