Jean Lescure: El Economista que Ignoramos

Jean Lescure: El Economista que Ignoramos

Jean Lescure, un economista francés del siglo XX, presentó teorías sobre los ciclos económicos que desafían las narrativas modernas, culpando al sobreconsumo de las crisis e incitando un debate sobre el gasto fiscal. Su trabajo, aunque ignorado por algunos, sigue siendo relevante en un mundo de despilfarro económico.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Jean Lescure: ¿quién es este personaje que parece un susurro en la historia de la economía francesa? Es el economista que de alguna manera logramos ignorar, y quizás con buena razón. Nacido en 1896 en una Francia convulsa y llena de desafíos, Lescure no es solo un nombre perdido en libros polvorientos. En los tiempos modernos, algunas de sus ideas hacen eco de conceptos que ciertas ideologías políticas quisieran enterrar o distorsionar.

Jean Lescure se puso a trabajar en el análisis de los ciclos económicos a inicios del siglo XX. Un tema resbaladizo y a menudo manipulado a conveniencia, los ciclos económicos son esos altibajos que parecen guiar la riqueza y la pobreza en el mundo. Desarrolló la teoría del "sobreconsumo", la cual afirma que las crisis económicas ocurren debido al exceso de consumo por parte de la población, una idea que desafió a los economistas de su tiempo y que seguramente haría arder en cólera a los socialistas modernos. ¡Imagina culpar a las masas por consumir demasiado y luego sufrir los embates de una crisis!

En los años treinta, Lescure fue testigo de la Gran Depresión, tal como el resto del mundo. Sin embargo, su interpretación de la misma difiere de las narrativas populares que insisten en el fracaso del capitalismo como sistema. Mientras que muchos siguen inflándose con teorías keynesianas que nunca han demostrado su solidez, Lescure mantuvo su creencia de que el uso liberalizado del crédito y el sobreconsumo eran las auténticas causas del desastre económico. ¿Podría tener razón cuando los gobiernos contemporáneos parecen empeñados en gastar montañas de dinero que nunca tuvieron, mientras culpan al "mercado" cuando las cosas van mal?

Lescure también fue un firme defensor del conservadurismo fiscal en el ámbito del gasto público. Su crítica hacia las políticas expansivas y laxas del gasto gubernamental parecía entonces un grito en el desierto, pero hoy cobra una renovada vigencia. Cuando vemos la trampilla de deuda en la que caen tantas naciones debido al gasto irrefrenable, hay motivo para pensar que Lescure estaba en algo correcto.

No nos debemos engañar, sin embargo. Lescure no era alguien que repudiara las políticas sociales que buscaban el bienestar común. Su análisis era más del tipo "gastemos lo que tenemos y no lo que no tenemos", algo que parece haber sido olvidado en esta era de déficits eternos. Criticar estas ideas resulta mucho más difícil cuando se observan los resultados de las políticas expansivas que asfixian la economía real, dejando a las generaciones futuras con más deudas que esperanzas.

Lescure murió en 1968, un año estruendoso de revueltas estudiantiles y de la crisis de valores en todo el mundo. Paradójicamente, su desaparición física vino en el mismo año que el auge de una generación que haría suyos ciertas ideas que él combatiría. La ironía es palpable y también un síntoma de que las ideas no mueren, solo renacen en ciclos, como los económicos que él estudió.

Darse cuenta de la relevancia de Lescure hoy en día es más sencillo cuando se observa la necedad de repetir errores pasados. El gasto sin freno y las facilidades crediticias incitan a consumir y consumir, como si no hubiera un mañana. Mientras tanto, las voces que alertan sobre las terribles consecuencias de estas políticas son acalladas o silenciadas, dejando quizás a Lescure esperando a que la historia le dé la razón.

Su legado, como el de tantos otros pensadores olvidados, yace en la conciencia de quienes se atreven a cuestionar el dogma del "gasto sin fin". Las advertencias de Lescure pueden ser ignoradas por quienes buscan una narrativa más conveniente pero deja una huella indeleble para los que buscan una salida de este interminable ciclo de despilfarro fiscal. Sus ideas no son populares en ciertos sectores, y quizá eso explique un poco por qué su nombre no es uno que se invoque a menudo.

Sería apropiado recordar a Jean Lescure cuando nos encontremos debatiendo cómo ajustar nuestros presupuestos y manejar nuestras carteras. Su enfoque conservador aún resulta chocante para los gastadores, pero es tal vez lo que necesitamos en un mundo que parece dispuesto a gastar hasta la última moneda antes de enfrentar la realidad.