Homoioptera: Los Guerreros Antiguos que Dicen Más que Mil Discos de Vinilo de los 70

Homoioptera: Los Guerreros Antiguos que Dicen Más que Mil Discos de Vinilo de los 70

Los Homoioptera, insectos prehistóricos gigantes con alas de un metro, existieron en América del Norte y Europa hace 300 millones de años, adaptándose sin quejas ni campañas.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¿Sabías que hay criaturas prehistóricas que tienen más relevancia que cualquier activista liberal que ladra órdenes por las redes sociales? Hablemos de los Homoioptera, esos insectos antiguos que pisan con más fuerza que cualquier campaña viral de moda. Los Homoioptera, criaturas del pasado Paleozoico, existieron hace más de 300 millones de años en lo que hoy conocemos como los vastos continentes de América del Norte y Europa. Sorprendentemente, en lugar de quejarse del cambio climático sin realmente hacer nada, estos insectos gigantes dominaron el planeta cuando la atmósfera tenía niveles más altos de oxígeno. Hablemos de eficiencia, no todos pueden sobrevivir y manejar sus propios asuntos durante millones de años.

Aunque uno podría pensar que hablar de fósiles compite con el aburrimiento de una reunión interminable sobre políticas de inclusión laboral, lo cierto es que los Homoioptera son mucho más apasionantes. Estos insectos voladores, semejantes a las libélulas modernas, tenían impresionantes alas de casi un metro de largo. Tal es el deber en el reino animal: adaptarse y evolucionar, más que replicarse y quejarse de por qué el dinosaurio vecino tiene más territorio. Además, recuérdense de que hablamos de un tiempo en el que las plantas apenas estaban despegando su propia revolución verde.

Los Homoioptera inspiraron, por obvias razones, no solo a paleontólogos, sino también a ingenieros y diseñadores, quienes han tratado de aplicar lo que estos bichos hiper-evolucionados hacen desde hace milenios en el desarrollo de drones y aeronaves. Cuando el consenso generalizado nos recuerda que existen límites para el diseño y la invención, permítanme recordarles que hace millones de años la naturaleza ya estaba haciendo estas maniobras aéreas como los profesionales que eran. Y aquí estamos sugiriendo usar las mismas implícitamente, sin campañas masivas para educar sobre la importancia de reciclar una lata.

No olvidemos dónde cobraron vida. Los Homoioptera prosperaron en un mundo cubierto por vastos pantanos y extensos bosques de helecho. En la cuenca de lo que esencialmente es ahora tierra agrícola se propagaron con éxito y sin supervisión, mientras las primeras criaturas tetrápodos comenzaban a manejar sus propios dominios acuáticos y terrestres. En lugar de dedicar interminables páginas de reglamentos y leyes, estos insectos voladores simplemente florecieron, adaptándose a sus nuevas condiciones climáticas sin reclamar privilegios especiales.

Otro punto fascinante es su legado evolutivo. Aunque ahora extintos, los Homoioptera son los ancestros lejanos de nuestras libélulas modernas. Aunque las libélulas de hoy son desperdiciadas en juegos al aire libre o en mal interpretadas señales en películas de fantasía, tienen un pedigrí que uno puede rastrear en los fósiles de Homoioptera. Imaginen el potencial evolutivo que dejó huella antes de que la Madre Naturaleza decidiera que no eran más necesarios. Dejar un fraude milenario que eventualmente mejora la existencia de otros en el planeta debería ser motivo de celebraciones, no como ciertas ideas de la política moderna que parecen eternamente recicladas y agotadas.

A día de hoy, los fósiles de Homoioptera todavía son estudiados en universidades e instituciones científicas por todo el mundo. Se exhiben orgullosamente en museos desde Chicago a Berlín, una evidencia tangible de que hubo un tiempo en el que los insectos tomaban la delantera en una carrera contra las incertidumbres climáticas, sin dramas y sin discursos huecos. Mientras que algunos saltan al teclado para exigir cambios inmedibles, no olvidemos que nuestros antiguos amigos de seis patas simplemente se lanzaron a explorar el mundo como era, adaptándose con agudeza y sin realizar una encuesta tras otra para decidir si el clima era 'justo'.

En última instancia, la historia de los Homoioptera puede ser vista como un catalizador evolucionista para entender el poder de la adaptación sin compromisos exagerados. Esperemos que la humanidad tome nota de manera crítica la próxima vez que se debata sobre temas cruciales como el desarrollo tecnológico o la gestión ambiental. Menos procrastinación humana, más acción evolutiva: una lección que trasciende millones de años y vemos reflejada en una simple libélula. Es realmente paradójico cómo los antiguos insectos tienen lecciones relevantes para la existencia moderna, lo que prueba que a veces las ideas del pasado tienen más peso que las tendencias contemporáneas que consiguen minutos fugaces de atención.