No muchas veces en la historia vemos un programa de televisión que logra escandalizar a una nación entera, pero eso es exactamente lo que 'Hoepla' consiguió en los años 60. Imagina una Holanda que de repente se enfrenta a un show televisivo belga que no solo empuja los límites, sino que rompe todas las convenciones. 'Hoepla' fue emitido entre 1967 y 1968 en el canal holandés VPRO y se propuso, de manera bastante evidente, desafiar las normas culturales y morales del momento.
'Hoepla' apareció como un trueno en medio de una sociedad aparentemente calmada y restricción conservadora. En un tiempo donde el deber y la moral tradicional marcaban la pauta, este programa irrumpía con ideas frescas y controversiales. Descaradamente inspirado en el espíritu rebelde de los 60, se puso de lado de los jóvenes y sus nuevas formas de pensar, trayendo a las pantallas de la televisión holandesa un cúmulo de música psicodélica, comentarios satíricos y humor provocador, incitando debates acalorados que aún resuenan hoy.
Ahora, si crees que la televisión actual es un desafío para la moralidad, es porque no has viajado en el tiempo a esa época en que 'Hoepla' se transmitía. Tal vez hoy en día nos escandalizamos por otras cosas, pero entonces, era el simple hecho de ver a una mujer desnuda (creo que necesitaríamos un contador de votos para saber cuántos puritanos se desmayaron ante tal detalle) lo que desató la ira. En su primer episodio, mostraron sin titubeos a Phil Bloom, la primera mujer desnuda en televisión holandesa. Esto, comprensiblemente, dejó de cabeza a un país, evidentemente no listo para tal exhibición. Y eso es precisamente lo que 'Hoepla' cuestionó: ¿quién tiene el derecho de decidir qué es apropiado y qué no lo es?
El por qué es tan crucial este programa en la historia holandesa es tan simple como profundo. Era una época donde se comenzaban a desafiar las normas impuestas por una sociedad que lo había definido todo en base a sus propios términos. Aquí la televisión sirvió de catalizador para la discusión cultural y para el propio rechazo de las restricciones impuestas. Algunos dirán que es exactamente esto lo que liberales prefieren ocultar: el poder de la televisión de convertirse en un aliado inesperado para la ruptura de normas.
No es coincidencia que 'Hoepla' surgiera en las salas de estar de los Países Bajos en un momento comparable a un volcán a punto de erupcionar. Una era que se enorgullecía de su formalidad y donde cualquier desafío a las convenciones sociales era visto con un riguroso ceño fruncido. Este programa no solo era distinto, sino que lo transmitían con un descaro y alegría que no dejaban indiferente a nadie. Y aunque algunas personas lo tacharon de inmoral, solo dejó al descubierto lo incómodos que se sentían con fases tan necesarias de cambio social.
Imagina un país que tiene que enfrentarse al hecho de que las reglas del juego estaban cambiando. Cómo no entender que 'Hoepla' además predijo el tipo de medios y programas que hoy consideramos 'normales'. Fue una especie de precursor. A pesar de su corta emisión, el impacto cultural de 'Hoepla' fue innegable; sirvió de antesala para los programas rompemoldes que hoy pululan en todas las plataformas digitales.
El surgimiento y desaparición de 'Hoepla' fueron una especie de reflejo irónico de una sociedad y de los conflictos internos que la atravesaban. Quizás esa fue su mayor victoria y fracaso a la vez: el haber encendido un debate, pero haber durado tan poco tiempo. Un solo episodio de 'Hoepla' creó más diálogo que una larga serie de discursos políticos podría generar en su tiempo. Es irónico, pero 'Hoepla', al final, abrió camino a un momento más liberal en la televisión holandesa.
Que no quede duda, 'Hoepla' fue tanto un soplo de aire fresco como de tormenta en la complaciente rigidez social de Holanda durante los años 60. Hoy valoramos su visión transgresora que siguió a otros formatos de televisión más allá de las fronteras, creando un legado que va más allá del mero entretenimiento. Supieron usar el poder visual para mover a una audiencia hacia nuevas perspectivas, tanto artísticas como sociales. La audacia de 'Hoepla' sigue recordándose como un testamento que desmitificó la televisión rígida de aquellos días, alentando a generaciones futuras a usar este medio para cuestionar más los códigos, las normas y las eternamente asfixiantes cadenas de lo convencional.