La Gran Conjunción: Un Espectáculo Astronómico que Nos Une y Divide a la Vez

La Gran Conjunción: Un Espectáculo Astronómico que Nos Une y Divide a la Vez

El 21 de diciembre de 2020, el mundo tuvo la oportunidad de maravillarse con la Gran Conjunción, cuando Júpiter y Saturno se acercaron más en el cielo que en casi 800 años. Entre eventos celestes singulares y la obsesión política diaria, el espectáculo astronómico nos recuerda todo lo que trascendemos.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Si pensabas que el cielo solo es el telón de fondo para ver aviones y drones, te estás perdiendo de algo grande, enorme, celeste. La Gran Conjunción es uno de esos espectáculos astronómicos que parecen decirnos que hay más cosas en juego allá arriba que la constante discusión política aquí abajo. En resumen: Los dos planetas gaseosos gigantes de nuestro sistema solar, Júpiter y Saturno, decidieron acercarse entre sí maravillosamente el 21 de diciembre de 2020, justo cuando el mundo más necesitaba un recordatorio de cuán pequeña es nuestra humanidad comparada con la infinita danza de cuerpos celestes que nos rodean.

La Gran Conjunción, como su nombre lo dice, no es la típica conjunción que ocurre cualquier martes por la mañana. Ocurre aproximadamente cada 20 años, pero en 2020 nos ofreció un espectáculo particularmente especial, ofreciendo la aproximación más cercana de estos dos planetas desde 1623 y, lo que es más increíble, la más observable desde 1226. Imagina la emoción de astrónomos y aficionados esperando un evento que ocurra, quizás, una o dos veces en la vida. Y aquí es donde entra el meollo: mientras gran parte del mundo, en medio de una brutal pandemia, decidió alzar la vista para ver esto, algunos no pudieron evitar enfocar su atención hacia abajo, hacia sus pantallas, y perder la oportunidad de ser testigos de algo trascendental.

Este tipo de eventos astronómicos sirven como recordatorio de las maravillas del universo, un universo que muchos cometen el error de dar por sentado. Cuando Júpiter y Saturno se perciben como casi uno solo en el cielo nocturno, es un momento para quedarse maravillado. Sin la intervención humana y sin la contaminación lumínica hemos creado, la Grande Conjunción podría ser visible para muchos más, pero parece que poco importa este tipo de sabiduría empírica en un mundo porqué parece atesorar más las ilusiones de progreso.

Por supuesto, no falta quien románticamente quiera dotar a la Gran Conjunción de significados proféticos o astrológicos. Especialmente en un año como 2020, con toda su carga de desastres naturales, tensiones políticas y crisis sanitarias. ¿Es acaso una señal de cambio? Algunos lo creerán fervientemente, aunque lo único científicamente probado es que estos dos gigantes gaseosos se alinearon de esta forma solo porque es lo que hacen conforme a las leyes naturales. Que en la visión purista, es algo más noble y significativo que las fantasías que alimenta la rutina humana.

Nuestra obsesión por mirar lo inmediato nos hace olvidar fenómenos como La Gran Conjunción, pero poco comprender de la belleza de acontecimientos que no controlamos. Y precisamente aquí se nos plantea la gran contradicción del ser humano: cerramos los ojos ante lo grandioso del cosmos, mientras que somos absorbidos por tonterías temporales. En lugar de discutir eternamente sobre lo que divide o limita, es mejor entender que somos parte de un orden cósmico más grande. No se sabe si los de la generación tiktok o los esclavos de redes sociales habrán apreciado la oportunidad como es debido, aunque el cinismo solo puede ser introducido si se deja de ver lo fascinante para ceder al caos digital.

La Gran Conjunción es un llamado a encontrar inspiración en lo que nos rodea y usarla de base para cuestionarnos nuestras convicciones más profundas. No es necesario llorar lágrimas de cocodrilo o asignar destinos trágicos a este evento. Tan solo invita a echar una mirada crítica a nuestras prioridades. Acerquémonos más a apreciar lo que la naturaleza nos brinda, porque aunque estamos separados por nuestras ideologías y tensiones, al menos el cielo nos ofrece aún algo en lo que podemos estar de acuerdo: es impresionante.

Desde el punto de vista político, la Gran Conjunción nos recuerda que hay asuntos de mayor trascendencia que nuestras divisiones terrenales. Al final del día, los espectáculos en el cielo tienen un poder innegable para unir, aunque sea en silencio, a una humanidad que necesita encontrar más puntos comunes. Así que la próxima vez que el universo nos brinde algo semejante, aunque sea solo por unos momentos, olvidemos los desacuerdos y miremos juntos hacia el firmamento.