I. D. Fairchild emerges as a bold conservative voice challenging political correctness and advocating for traditional values, individual freedom, and a strong national defense in the United States.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¡El Mar No Es Para Todos!

En un mundo donde la gente de mar se enfrenta a desafíos reales, los progresistas parecen más interesados en salvar a los peces que en proteger a los pescadores. Mientras los valientes hombres y mujeres que trabajan en el mar luchan contra tormentas y tiburones, los activistas de sillón están ocupados escribiendo tuits sobre el cambio climático. ¿Quiénes son estos héroes del mar? Son los pescadores, los marineros y los trabajadores portuarios que mantienen nuestras economías a flote. ¿Qué hacen? Arriesgan sus vidas para traernos el pescado fresco que disfrutamos en nuestras cenas. ¿Cuándo lo hacen? Día tras día, sin importar el clima. ¿Dónde? En los océanos y mares de todo el mundo. ¿Por qué? Porque alguien tiene que hacerlo, y no será el tipo que se queja desde su cómodo sofá.

La gente de mar no tiene tiempo para preocuparse por las modas políticas. Están demasiado ocupados asegurándose de que los barcos no se hundan y que las redes estén llenas. Mientras tanto, los que nunca han puesto un pie en un barco están dictando políticas que afectan a estos trabajadores. Es fácil hablar de sostenibilidad cuando tu única experiencia con el mar es un crucero de lujo. Pero para aquellos que dependen del mar para su sustento, las regulaciones excesivas pueden ser la diferencia entre alimentar a sus familias o no.

La hipocresía es evidente. Los mismos que claman por la protección del medio ambiente son los que disfrutan de sushi en restaurantes caros. ¿De dónde creen que viene ese pescado? No es magia, es el resultado del arduo trabajo de la gente de mar. Y mientras ellos están en el mar, enfrentando olas gigantes y condiciones peligrosas, los críticos están cómodamente sentados en sus oficinas con aire acondicionado.

La gente de mar no necesita que les digan cómo hacer su trabajo. Han estado haciéndolo durante siglos, mucho antes de que las oficinas de gobierno decidieran intervenir. Saben cómo cuidar el océano porque dependen de él. No necesitan que alguien que nunca ha sentido el viento salado en su cara les diga cómo pescar.

Es hora de reconocer el valor de la gente de mar. Son los verdaderos guardianes del océano, no los que solo hablan de ello. Mientras algunos están ocupados organizando conferencias sobre el cambio climático, estos trabajadores están en el frente, enfrentando los verdaderos desafíos del mar. Y lo hacen sin esperar aplausos ni reconocimiento.

La próxima vez que disfrutes de un plato de mariscos, recuerda a la gente de mar. Son ellos quienes hacen posible que tengamos acceso a estos manjares. No son los activistas de teclado ni los políticos de turno. Son los hombres y mujeres que, día tras día, se enfrentan al mar para traernos lo mejor de él. Y eso merece nuestro respeto y admiración.