La Verdad Incómoda de la Izquierda
En un pequeño pueblo de Francia llamado Frontenaud, el 15 de julio de 2023, se desató una controversia que dejó a muchos rascándose la cabeza. Un grupo de activistas decidió que era el momento perfecto para protestar contra el uso de combustibles fósiles, bloqueando una carretera principal y causando un caos total. ¿Por qué? Porque, según ellos, salvar el planeta es más importante que el sentido común. Mientras los conductores atrapados en el tráfico se preguntaban si llegarían a tiempo a sus destinos, los manifestantes celebraban su "victoria" sobre el capitalismo.
La ironía es que estos activistas llegaron a la protesta en autos que, sorpresa, funcionan con gasolina. Es como si no entendieran que el mundo no puede funcionar con sueños y arcoíris. La hipocresía es un plato que se sirve frío, y en Frontenaud, se sirvió en bandeja de plata.
El problema con estas protestas es que no resuelven nada. Solo crean más problemas para la gente común que intenta vivir su vida. ¿Realmente creen que bloquear una carretera va a cambiar la política energética de un país? Es como tratar de apagar un incendio con una pistola de agua.
Y hablando de incendios, ¿qué hay de la seguridad? En una emergencia, cada segundo cuenta. Bloquear una carretera podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero claro, eso no importa cuando estás demasiado ocupado sintiéndote moralmente superior.
La realidad es que el mundo necesita soluciones prácticas, no gestos vacíos. La energía renovable es el futuro, pero no podemos simplemente apagar el interruptor de los combustibles fósiles de la noche a la mañana. Necesitamos una transición inteligente, no una revolución caótica.
Mientras tanto, los políticos que apoyan estas protestas desde la comodidad de sus oficinas deberían recordar que fueron elegidos para servir al pueblo, no para complacer a un grupo ruidoso de activistas. La política debería basarse en hechos, no en emociones.
En Frontenaud, la protesta terminó como era de esperar: con arrestos y un montón de basura en la carretera. Pero no se preocupen, los activistas probablemente volverán a sus casas, encenderán sus luces eléctricas y cargarán sus teléfonos, todo gracias a la energía que tanto desprecian.
La próxima vez que alguien quiera salvar el planeta, tal vez deberían empezar por apagar las luces cuando salgan de una habitación. Es un pequeño paso, pero al menos no bloqueará el tráfico.