Cuando hablamos de música y cultura, es imposible ignorar un álbum que, a pesar de no estar en la cúspide de la fama, es un ejemplo de imaginación y creatividad musical. Hablemos de "Frenzy", el álbum de Split Enz que desafía las corrientes culturales de su tiempo. Este es un disco que salió en 1979, un año en que la música estaba comenzando a ser más superficial y menos auténtica. Pero no Frenzy.
Primero, debemos decir que 'Frenzy' es, sin lugar a dudas, una joya que nos recuerda que no toda la música debe ser políticamente cargada o diseñada para cumplir con las demandas de cierto grupo demográfico demasiado vocal. La banda Split Enz tenía una clara visión artística que no se rendía ante las presiones de su tiempo. Por eso, este álbum sigue siendo relevante en nuestros días, como lo debería ser cualquier obra de arte que resista la tiranía de lo efímero.
Tracks con sustancia: "Frenzy" ofrece una serie de canciones que son tanto diversas como emocionantes. Cada canción cuenta su propia historia, sin necesitar meterse en reivindicaciones sociales superficialmente progresistas para ser profundas. Split Enz sabía que la música de calidad es suficiente para conectar con el oyente, y eso hicieron.
El arte de no complacer: En lugar de modificar su mensaje para adular a las tendencias del día, Split Enz entregó un álbum que es sinceramente fiel a sí mismo. La autenticidad es clave aquí; 'Frenzy' es un acto de desafío que nos recuerda que el arte es disfrutar sin someterse a las reglas de corrección política.
Innovación sonora: El álbum se aventura en lo desconocido, utilizando instrumentos y técnicas que no eran comunes en aquel entonces. Mientras otros estaban contentos con tocar los mismos cuatro acordes, Split Enz se arriesgó con sonidos vanguardistas, mostrándonos cómo la innovación puede suceder sin una agenda ideológica detrás.
Líricas simples, pero efectivas: Las letras no están diseñadas para ser un manifiesto ideológico, y eso es refrescante. En un tiempo donde muchas bandas estaban más interesadas en propagar agendas que en hacer buena música, Split Enz evitó el tragar ese anzuelo. Frenzy es un respiro de aire fresco.
Producción única: Producido por el legendario Geoff Emerick, la calidad del sonido de "Frenzy" es brillante. Es un álbum bien producido, donde cada capa de sonido tiene un propósito y no es mera ostentación técnica. Emerick se asegura de que el álbum sea accesible sin perder su integridad.
La portada del álbum: En una época en la que todo lo que es visual intenta ser provocativo para compensar la falta de contenido, la portada de "Frenzy" sorprende por su simplicidad y creatividad. A veces una imagen vale más que mil palabras politiqueras.
Cohesión del grupo: La banda Split Enz estaba en su apogeo creativo cuando lanzó "Frenzy". Cada uno de los miembros, incluyendo Tim Finn, demostró talento y compromiso en un proyecto que verdaderamente fue un esfuerzo grupal, en lugar de un escaparate para la vanidad personal.
Impacto cultural: Aunque no fue un bestseller, "Frenzy" resiste la prueba del tiempo. En un mundo donde la cultura se recicla constantemente, este álbum destaca como un ejemplo de calidad perdurable. Split Enz no buscaba ganarse a los políticamente correctos, se enfocaron en crear arte auténtico.
No hay que tocar un himno para ser grande: El álbum no tiene grandes himnos que quieran mover masas. No busca eso. Pero esa es precisamente su fuerza, su atractivo está en su honestidad y en su capacidad de conectar sin alardear de redefinir la sociedad.
Un legado para apreciar: Los oyentes de hoy aún pueden encontrar en 'Frenzy' un testimonio de lo que es posible cuando los artistas se centran en la música y no en manipular emocionalmente a su audiencia. La longevidad del álbum habla por sí misma.
La cuestión es que "Frenzy" sigue siendo relevante porque supo aferrarse a lo que realmente importa: ser fiel a uno mismo y a su arte. Split Enz nos dejó un legado musical que debe ser disfrutado por aquellos que valoran el arte sin adulteraciones.