La sorpresa que no verás en la portada de un periódico liberal es el impacto silencioso, pero poderoso, del Fondo Egipcio para la Cooperación Técnica con África. Creado como un puente diplomático y económico entre Egipto y el resto del continente africano, este fondo es un ejemplo ejemplar de cómo los recursos se pueden usar para fomentar la colaboración y la estabilidad, en lugar de la dependencia. La verdad, lecturas rápidas sobre la realidad en África y Egipto no van más allá de las típicas narrativas progresistas que predican la dependencia eterna de las naciones africanas hacia los poderosos del norte. Sin embargo, Egipto ha estado aprovechando su posición única y su riqueza de recursos no solo para ayudar, sino para elevar a sus vecinos africanos.
El Fondo Egipcio para la Cooperación Técnica con África fue oficialmente establecido en 1980. En una época en que muchos países se encontraban en recesión, Egipto decidió que la mejor defensa es un buen ataque, sobre todo si ese ataque es en forma de asesores técnicos, programas de formación y proyectos de infraestructura que generan empleo. Ejemplos de su impacto incluyen desde la capacitación de profesionales de la salud, hasta el apoyo en proyectos agrícolas y de gestión de aguas. Este enfoque de cooperación técnica no es solo altruismo; es una visión estratégica que trasciende las fronteras políticas del continente.
Por supuesto, seguramente muchos aplaudirán estas iniciativas, destacando la sabiduría de construir puentes en lugar de muros, pero recordemos que detrás de estas buenas intenciones está Egipto haciendo lo que mejor hace: garantizar su seguridad y prosperidad. Porque no nos engañemos, cuando se trata de ayudar, todos tienen un objetivo oculto, y en este caso es la influencia y la estabilidad en la región del Nilo. Y qué mejor manera de garantizar tu propia estabilidad que asegurarte de que tus vecinos sean también fuertes y autosuficientes.
Mientras algunos prefieren políticas paternalistas y planes de ayuda internacional que perpetúan la dependencia, Egipto se distingue al mirar más allá de la caridad inmediata. Este fondo busca crear relaciones estratégicas y fomentar el crecimiento económico a través de la capacitación y el desarrollo de habilidades. Cuando el objetivo es la paz y la seguridad duraderas, enseñar a pescar siempre será más efectivo que regalar pescado. Una política conservadora que, además de práctica, promueve la responsabilidad y el desarrollo independiente.
La importancia de este fondo se evidenció durante las pandemias y las emergencias sanitarias, donde disponer de profesionales formados y recursos propios hizo la diferencia en zonas que de otro modo habrían quedado desprotegidas. Con programas formativos para médicos y especialistas en enfermedades infecciosas, además de asistencia con equipos médicos, Egipto ha podido contribuir significativamente a la infraestructura sanitaria de varios países vecinos.
Hablar del Fondo Egipcio también significa reconocer su papel como catalizador para nuevas alianzas y acuerdos comerciales. Las relaciones económicas basadas en la cooperación técnica contribuyen a reducir las fronteras económicas tradicionales en África, lo cual es un paso adelante hacia la verdadera integración del continente. Por mucho que ciertos sectores prefieran eludir la realidad, fortalecerse económicamente a través de la autosuficiencia y la colaboración técnica representa un avance que muchas otras formas de ayuda no logran.
El mundo debe reconocer estas políticas a favor no solo de una cooperación técnica, sino también de una colaboración que va mucho más allá de las donaciones sin fin. El Fondo Egipcio es una herramienta que ha permitido que Egipto expanda su influencia, al tiempo que eleva el nivel de vida de sus vecinos. Es lo que los conservadores llamaríamos un "ganar-ganar". Un raro ejemplo en un mundo donde tantos prefieren liberar el dinero sin pensar en las consecuencias a largo plazo.
Al final, seguir subsidiando sin formar nunca será la respuesta a los problemas de África. El Fondo Egipcio para la Cooperación Técnica con África es la prueba de que existe otro camino posible: uno donde los sueños de un continente autónomo y próspero no son solo utopías, sino visiones alcanzables a través del trabajo conjunto y la colaboración estratégica. Egipto está mostrando el ejemplo, ahora el resto del mundo debería tomar nota.