¿Alguna vez has visto un festival donde la identidad personal se convierte en un espectáculo público innecesario? Bienvenidos a la 'Fiesta de Salida del Closet', una extravagancia moderna que busca transformar la singular decisión de ‘salir del closet’ en un evento socialmente celebrado. En octubre, en varias ciudades de países de habla hispana, se organizan estas fiestas, donde la comunidad LGBTQIA+ anima a aquellos que deciden hacer pública su identidad sexual. Pero vayamos a los hechos: ¿realmente necesitamos transformar algo tan personal en un circo?
Primero, consideremos quiénes están involucrados. Principalmente, miembros de la comunidad LGBTQIA+ que ven estas fiestas como una manera de expresar orgullo. Encima de eso, tenemos un nutrido grupo de aliados que no dudan en llenar las calles con banderas del arcoíris y disfraces brillantes. ¿Por qué? Para mostrar su apoyo a aquellos que han decidido ‘salir’ ante el mundo.
Pero, honestamente, ¿no sería mejor dejar que esta elección quede en el ámbito privado donde pertenece? Tomemos un enfoque realista: el proceso de salir del closet puede ser extremadamente personal y emotivo. Hacer de esto una fiesta pública, en mi opinión, convierte una decisión personal en una obligación pública. Claro, es importante ser quien eres, pero ¿es realmente necesario hacerlo gritando desde los tejados?
Ahora, hablemos del momento: generalmente, se celebra en octubre, como una extensión del 'Coming Out Day', una iniciativa llevada al extremo con estas fiestas exageradas. Octubre es un mes lleno de celebraciones justificadas, desde Halloween hasta el Día de la Raza, pero la necesidad de un día dedicado a concretar tu identidad sexual en público parece un uso innecesario del tiempo y los recursos colectivos.
Pasemos al dónde: se lleva a cabo en lugares públicos, plazas y calles principales. No es raro que estas fiestas incluyan desfiles, discursos, y por supuesto, la música ‘pegajosa’ que se espera de cualquier evento de esta magnitud. Encuentro algo irónico que un evento que ‘celebra’ la aceptación individual deba ser tan intrusivo y públicamente forzado. Nada dice ‘orgulloso de quien soy’ como una celebración que parece más como una presión del entorno que un verdadero acto de valentía interna.
Y el por qué, un elemento crucial en todo esto. Esta fiesta pretende expandir el concepto de orgullo y libertad, como si la única manera de ser honesto contigo mismo fuera hacerlo mediante una exhibición pública que exige aplausos y reconocimientos. ¿No sería más lógico aceptar que no todos quieren hacer gala de su vida personal de manera escandalosa?
Claro, para muchos, estas fiestas son un símbolo de progreso social, pero, desafortunadamente, no todos comparten esta perspectiva. Algunos ven este tipo de eventos como una imposición más en el interminable túnel de exigencias del actual clima social políticamente correcto. Insinúa que la identidad sexual debe ser celebrada socialmente para ser válida, lo cual es, francamente, un pensamiento limitante. ¿Realmente necesitamos celebrar algo que debería ser tan individual como cualquier otra parte de nuestra identidad?
Esta es una era donde ser diferente ya no debería requerir tal nivel de publicidad forzada. Vivir en una sociedad donde cada quien puede ser quien desea ser sin un anuncio ruidoso es un auténtico escenario de libertad individual. Algunos dirían que este tipo de fiestas desafían a los tradicionalistas, pero lo que hacen realmente es obligar a cuestionarnos si la aceptación auténtica viene con tanto ruido y fanfarria.
Sin duda, estas ‘Fiestas de Salida del Closet’ seguirán marcándose en los calendarios de algunos, pero para otros, seguirá siendo un evento innecesario en el que la verdadera aceptación personal debería prevalecer de manera silenciosa y orgullosa sin necesidad del espectáculo.