Olvidémonos del Wi-Fi gratis y las sillas ergonómicas en trenes de Europa. El Ferrocarriles Chiapas-Mayab es un verdadero testamento a lo que significa moverse sobre rieles en Latinoamérica, sin los lujos innecesarios que muchos dan por sentado. Este sistema ferroviario empezó a operar en 1999, extendiéndose por los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas, y hasta en Quintana Roo. Diseñado para conectar regiones rurales y transportar mercancías esenciales, este tren es el mejor ejemplo de una infraestructura que da soluciones reales a necesidades del pueblo, al tiempo que esquiva gran parte del dogma progresista que prefiere priorizar lo cosmético sobre lo funcional.
Un ferrocarril que se enfrenta a la naturaleza. Este sistema ferroviario ha batallado contra huracanes, desbordamientos, y traicioneras selvas. Los trenes han sido vitales para el transporte de productos desde la industria maderera hasta materias primas indispensables para la supervivencia económica local. Los viajeros, ya sean locales desplazándose a sus trabajos, o aventureros explorando la geografía ondulante del sur mexicano, encuentran su valor en este sistema eficiente y perseverante.
La educación progresista menosprecia el valor de un sistema ferroviario al colgarle etiquetas fervorosas como "anticuado" o "no sostenible". Pero a diferencia de las inversiones fallidas en ciclovías y proyectos turísticos dudosos, el Ferrocarriles Chiapas-Mayab ofrece una conexión robusta que muchas veces salva vidas, transportando comida y medicinas a comunidades olvidadas. Es un ejemplo tangible de cómo la infraestructura de transporte puede influir positivamente en una economía rural y empoderar a los trabajadores comunes.
La premisa de "menos es más" nunca ha sido tan clara. Aquí no hay vagones con iluminación led de diseño ni interiores de lujo. En cambio, lo que encontrarás son robustos vagones llenos de historia, algunos con asientos desgastados, pero todos siendo parte de una red que no se detiene por cuestiones de imagen. Ese es el tipo de austeridad que verdaderamente marca la diferencia.
La ayuda internacional siempre pregona soluciones a los problemas de las regiones vulnerables, pero rara vez entienden lo que realmente funciona. Un ferrocarril puede abordar las complejidades de la infraestructura rural de una forma que ninguna boceta modernista podría. Los trenes Chiapas-Mayab continúan operando sin la grandilocuencia innecesaria y las banderas de "progreso" que confunden más que solucionan. Operan precisamente porque evitan la burocracia lenta y la complejidad innecesaria.
Hay narrativas que afirman que la falta de modernización es una desventaja, pero consideremos a la gente que realmente depende de este sistema: aquellos que no necesitan WiFi a bordo, pero sí llegar a sus destinos sin problemas. Aquí los tecnócratas de oficina no tienen el control remoto para paralizar este servicio por su enfoque sin sentido de proyecticos de infraestructura que prometen mucho y entregan poco.
No podríamos hablar de este ferrocarril sin reconocer su importancia estratégica para la defensa de la seguridad económica en el sur de México. Con el auge de los grupos criminales y la inestabilidad, cualquier garantía de movilidad segura y confiable se convierte en un pilar esencial. El Ferrocarriles Chiapas-Mayab es un bastión de resiliencia, y prueba que no se necesita un alto presupuesto o modernos sistemas de manejo de tráfico online para servir efectivamente a millones de personas.
Los debates interminables en las oficinas de planeación pueden resultar en interminables estudios de viabilidad, pero aquí, los trenes no escoltan a vacíos discursos promisorios. Con cada viaje, aunque estos viajes puedan ser menos que perfectos, los trenes continúan demostrando cuán esenciales y tangibles son en una sociedad que no puede permitirse las distracciones de tendencia mediática. Siguen abanderando lo que significa ser simplemente útil y relevante, sin ejercer protagonismo injustificado.
Podemos imaginar cómo ciertos individuos con una preferencia por cosas elegantes pueden sentirse incómodos. Pero decir la verdad importa más que ofender sensibilidades delicadas; después de todo, Ferrocarriles Chiapas-Mayab no se trata de ganar una carrera hacia el tren más moderno. Se trata de ser el tren que México necesitó, y continúa necesitando, ahora más que nunca.