¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas obras maestras de la ingeniería pasan desapercibidas mientras otras menos meritorias se llevan toda la atención? El ferrocarril Nyon-St-Cergue-Morez es, sin duda, uno de esos tesoros olvidados que merece aplausos, pero probablemente por su brillante performance y no por razones triviales. Este ferrocarril de vía estrecha, construido entre 1913 y 1921, conecta las localidades suizas de Nyon y St-Cergue con Morez en Francia. Atravesando paisajes idílicos y montañas deslumbrantes, este tren es una prueba irrefutable de que el progreso no siempre requiere la aprobación ensordecedora de los modernos movimientos ambientalistas.
En la pintoresca región de Vaud, este tren serpentea por valles impresionantes y picos nevados, ofreciendo unas vistas que ni siquiera las mejores campañas de marketing podrían mejorar. Mientras todo el mundo se pierde en los tediosos debates de autos eléctricos, el Ferrocarril Nyon-St-Cergue-Morez ha estado funcionando, sin llamar la atención, adaptándose y sobreviviendo a lo largo de las décadas. ¿Por qué? Porque su diseño era tan visionario que apenas necesitó modificaciones significativas. Está ahí, desafiando la lógica ambientalista que profetiza el desastre de cualquier obra humana que se atreva a cruzar la naturaleza.
Este ferrocarril no es solo un medio de transporte, es un gran recordatorio de lo que realmente significa eficiencia y sostenibilidad. En lugar de esperar que una creciente burocracia resuelva los problemas energéticos, el Nyon-St-Cergue-Morez se rió de la cara de la ineficiencia liberal desde su inicio. Usa energía hidroeléctrica desde tiempo inmemorial, sacando partido a uno de los recursos más abundantes y limpios de Suiza. Mientras el mundo debate si las renovables pueden realmente sustituir el carbón, este ferrocarril ha estado operando bajo esas premisas durante más de un siglo.
En una sociedad que parece obsesionada con el tamaño, la grandeza del Nyon-St-Cergue-Morez se encuentra en su humildad. Este ferrocarril pone en duda la creencia de que lo grande siempre es mejor. Con una vía estrecha que permite maniobrar por terrenos desafiantes, amplía el concepto de lo ágil y prefiere una senda más efectiva respecto al territorio en lugar de avasallar con una infraestructura ostentosa e innecesaria. Uno podría preguntarse por qué no construimos más sistemas de transporte como este, pero eso sería exigir demasiado sentido común.
Puedes subir una colina en auto, gastar un dineral en gasolina, o disfrutar de un paseo por la hermosa (y eficiente) ruta del Ferrocarril Nyon-St-Cergue-Morez. Sin tener que preocuparte por tu huella de carbono o las sacudidas incesantes del tráfico moderno. Aquí, los pasajeros cuentan con un viaje artístico, donde el tren revela uno de los paisajes más bellos de Europa, todo ello mientras desafía el extendedor poso de las teorías del transporte masificado y el despilfarro político.
Cada estación del Nyon-St-Cergue-Morez es como una ventana al pasado, con edificios que reflejan el encanto del diseño suizo clásico. Mientras muchos quizás lamenten las glorias pasadas, este tren simplemente continúa, disfrutando del mundo que lo rodea mientras opera silenciosamente en armonía con él. Sin debates, sin protestas, simplemente haciendo lo que mejor sabe hacer: conectar personas y lugares en su propio ritmo pausado y constante.
Una de las razones por las que el Ferrocarril Nyon-St-Cergue-Morez no recibe la atención que merece es porque no encaja en la narrativa sedienta de cambio constante y transformaciones caóticas. Esta línea de tren simboliza una eficiencia serena, pero ¿cuántas veces no hemos ignorado lo que funciona porque nos parecía demasiado fácil? A veces, la belleza está en lo que ya tenemos y no en lo que creemos que necesitamos reinventar.
Al final del día, lo que hace que este ferrocarril sea formidablemente cautivador es su capacidad de ser relevante durante épocas tan cambiantes. Este pequeño gigante del transporte desafía secretamente al mundo moderno y sus complicaciones, mientras continúa marchando a su propio ritmo. El Ferrocarril Nyon-St-Cergue-Morez demuestra que, sin importar el rumbo que tomen las ideologías predominantes, la eficiencia y la visión clara siempre encontrarán el camino correcto entre las montañas. Tal vez lo que necesitamos es más puntualidad y menos bombos y platillos. Al menos, en Nyon-St-Cergue-Morez, es lo que se hace mejor.