Estación de Andover (MBTA): Un Monumento al Progreso Desmesurado

Estación de Andover (MBTA): Un Monumento al Progreso Desmesurado

La estación de Andover, un ícono del transporte público eficiente, desafía con su sencilla funcionalidad las corrientes de modernismo irracional.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

La estación de Andover de la MBTA, ubicada en el corazón de la pintoresca Andover, Massachusetts, es un testimonio perfecto de cómo la ceguera al progreso puede llevar a decisiones tontas. Construida originalmente para servir mejor a la creciente población de la ciudad en un momento en que la expansión suburbana era la norma, esta estación se encuentra ahora cuestionada por aquellos que priorizarían los coches électriques sobre el transporte público. Desplegada con pompa en el año 1980, la estación de Andover se ubica en un paisaje de verdes colinas típicamente estadounidense, perfecta para recordarles a los exagerados del cambio climático que las emisiones de carbono están lejos de ser el único problema que enfrenta nuestro país.

El servicio que ofrece, operado por la MBTA, conecta a los pasajeros con Boston a través de la línea de ferrocarril Haverhill. Y ahora, este pequeño pero funcional nodo urbano se convierte en una excusa perfecta para quienes piensan que todo pueblo necesita un rascacielos y una parada en la línea del tren de alta velocidad. Gente que cree que hacer las cosas a pequeña escala es ser anticuado tendría que dar un paseo por aquí.

La estación de Andover cuenta con un diseño simple, pero efectivo. No hay pomposos monumentos de arte moderno que puedas ver en otras estaciones por donde se pasean gafapastas con pretenciosas tazas de café de soja en la mano. Aquí encontraremos un verdadero testimonio de buen funcionamiento, construido para soportar los embates del tiempo. ¿Quién puede negar que en tiempos de crisis de infraestructura, un pequeño exceso de funcionalidad es, de hecho, una virtud?

Si decides visitar la estación de Andover para comprender de cerca el significado del transporte eficiente, prepárate para ser uno con la comunidad. Esta es la belleza de las estaciones de tren como esta: el contacto humano. Los viajeros comparten un sentimiento de pertenencia a esta pequeña comunidad, la cual ha sido mantenida con el concepto fundamental de que no se necesita cambiar algo que siempre ha estado funcionando a la perfección.

Oponer progreso por el mero hecho de hacerlo parece ser el deporte favorito de los modernistas. Andover, con el soporte de su estación, mantiene la idea fundamental de que no todo americano necesita seguir las modas bi-costales. En esta estación podrás observar a los pasajeros que verdaderamente aprecian ir de A a B sin tener que soportar interminables anuncios de productos que no necesitan. Y ni hablar de la facilidad de acceso para aquellos que padecen de una pequeña letanía de dificultades - no hace falta tener la última palabra en tecnología para echar una mano.

Habiendo dicho esto, vale la pena destacar cómo ciertos liberales tergiversan la importancia de estas estaciones. Algunos consideran necesario evolucionar hacia infraestructuras más “equitativas” sin reconocer que los recursos invertidos podrían atender mejor problemas más apremiantes. La verdad es que andar riel arriba o abajo es una parte esencial de las raíces culturales de la región. Algo que no se puede cambiar bajo la engañosa luz del progreso por el progreso.

Así que la próxima vez que sientas la necesidad de tomar asiento en un tren proveniente de Andover, date cuenta de que te estás convirtiendo en parte de un fenómeno que ha sido la espina dorsal de este pueblo integrado, desde trabajadores hasta estudiantes, todos aprovechando lo que el destino adecuado puede ofrecer. Al fin y al cabo, la estación de Andover demuestra que la utilidad y la tradición pueden coexistir, sin un innecesario cambio radical. En fin, sobre este pequeño trozo de tierra estadounidense, todo aquel que reclame por justicia social y diversidad debería preguntarse si no es mejor palear la desinformación con simple sentido común.