Imagínate una escuela donde el respeto a las tradiciones y la disciplina es primordial, mucho más que cualquier moda progresista. La Escuela Secundaria Católica San Miguel es ese oasis cultural que el sentido común ha mantenido relevante. Esta institución no es para aquellos que buscan una educación sin raíces o principios fuertes. Fundada hace más de medio siglo en un pintoresco vecindario de Madrid, su misión ha sido clara desde el principio: fortalecer los valores católicos en cada uno de sus estudiantes mientras les proporciona una educación académica rigurosa.
Desde sus inicios en 1965, la Escuela Secundaria Católica San Miguel ha sido un faro de enseñanza integral, basada en la inculcación de valores firmes. Los alumnos aquí no solo memorizan fechas históricas y formulas matemáticas; aprenden sobre ética, moral, y lo más importante, responsabilidad personal. La escuela ofrece una estructura curricular robusta, complementada por actividades extracurriculares que refuerzan estas enseñanzas.
No solo se trata de formación académica, sino de formar ciudadanos respetuosos y responsables. Por eso, todos los integrantes del cuerpo académico resultan ser educadores comprometidos, individuos que, además de contar con una trayectoria profesional destacada, practican lo que predican. ¿Te imaginas un mundo donde las palabras y acciones están alineadas? Eso es lo que sucede aquí día tras día.
La disciplina es otro pilar fundamental. En un mundo donde los limites son cada vez más confusos y la autoridad es vista con recelo, San Miguel impone normas claras que marcan un camino seguro para sus estudiantes. La puntualidad, el respeto a profesores y compañeros, y la dedicación al estudio no son opcionales, sino esenciales. Los estudiantes que egresan de la escuela lo hacen con claridad de propósito y con la habilidad de discernir lo que está bien de lo que está simplemente de moda.
A diferencia de esas instituciones educativas que ofrecen un enfoque "progresista" donde los estudiantes eligen sus propios aventureros caminos académicos sin mucha guía, aquí la educación es una guía fuerte que los conduce hacia la excelencia personal y profesional. ¿Por qué dejar la educación al capricho del relativismo? Eso es para quienes prefieren un mundo sin brújula moral.
La escuela también pone gran énfasis en el deporte y las artes, reconocidos como elementos fundamentales de formación integral. Cada estudiante tiene la oportunidad de participar en diversas actividades que van desde el equipo de fútbol, hasta la orquesta escolar. No sólo se trata de crear atletas o músicos, sino también de fomentar trabajo en equipo, liderazgo, y una sana competencia.
La fe es igualmente central. Las misas semanales y el énfasis en la enseñanza religiosa aseguran que los estudiantes no solo crecen como académicos, sino como personas espirituales. Este enfoque no es exclusivo solo para aquellos que profesan la fe católica, sino para todos quienes buscan un sentido más allá de lo meramente materialista.
No es sorpresa que la Escuela Secundaria Católica San Miguel continúe cosechando premios y reconocimientos académicos, por no mencionar el prestigio personal que logran sus graduados en el mundo. No es una realidad para aquellos a quienes agradan las inconsistencias educativas modernas, pero es un modelo indiscutible de lo que una buena educación debe representar.
Finalmente, como recordarles a esos liberales que este mundo no es simplemente un conflicto entre progreso sin fronteras y la preservación del orden, sino que es la cuidadosa, sana tradición la que nos ha llevado a los logros más perdurables. Aquí en San Miguel, eso es una lección que siempre permanece.