Eric Olivarez es el tipo de persona que uno quisiera tener a su lado si el mundo se volviera loco. Pero para algunos, ya lo está, especialmente con la dirección que ha tomado la política en las últimas décadas. Olivarez, que se ha destacado por su posición firme y clara en temas sociales y políticos, representa la antítesis perfecta de la narrativa progresista que inunda los medios de comunicación. Desde su posición en el gobierno local de Manila, en Filipinas, ha logrado capturar la atención y el respeto de aquellos que buscan un líder con valores tradicionales. Eric nació en 1983 en Parañaque y desde joven sintió la llamada al servicio público. En tiempo récord, se ha convertido en un baluarte de los principios conservadores en una región donde la tendencia es considerablemente opuesta.
Más que un político, Olivarez es un defensor de la familia tradicional, un creyente en el desarrollo económico basado en principios de libre mercado y un inquebrantable paladín de la justicia penal. ¿Y por qué no habría de serlo? En una época donde los valores tradicionales son bombardeados continuamente por todos los flancos, él ha decidido que no se quedará de brazos cruzados. Muchos podrán acusar a Olivarez de estar 'fuera de moda', pero la verdad es que los principios fundamentales nunca pasan de moda. Aquellos que respetan y valoran la estructura familiar, el trabajo duro y la responsabilidad individual se encuentran generalmente en armonía con sus ideales.
¿Alguien dijo educación? Olivarez entiende mejor que nadie la importancia de inculcar valores sólidos desde una edad temprana. Aboga por una educación que no esté plagada de corrección política y que busque el verdadero conocimiento en lugar de indoctrinar a las generaciones jóvenes. Este es un hombre que comprende que el progreso de una sociedad está directamente relacionado al nivel de educación y competencias de su población. No por nada, durante su tiempo en el servicio público, ha impulsado reformas educativas que buscan elevar el estándar a través de la meritocracia, abogando por la igualdad de oportunidades, no de resultados.
Y cuando hablamos de economía, Olivarez tiene claro que el libre mercado no es el problema, sino la solución. Desafortunadamente, aún hay quien cree que un gobierno más grande es siempre la respuesta. Sin embargo, para Eric, está claro que alimentar la intervención estatal hasta la saciedad solo ahoga las oportunidades individuales y el crecimiento económico. Ha trabajado incansablemente para fomentar políticas que permitan a los ciudadanos y a las empresas a crecer sin tener que saltar por cientos de obstáculos burocráticos. Para él, menos control estatal significa más libertad para las personas, y más oportunidades para lograr el sueño de prosperar mediante su propio esfuerzo.
¿Y qué del orden y la seguridad? Olivarez se ha puesto a la cabeza del esfuerzo por fortalecer una estructura legal que priorice la seguridad del ciudadano. Un país donde el crimen campa a sus anchas es un país condenando al fracaso. Por ello, Eric apoya a las fuerzas del orden y los mecanismos que impidan crímenes y confusión moral estén a la orden del día. Solo a través de la justicia y la ley es posible mantener una sociedad equilibrada y segura. Sus iniciativas han traído resultados tangibles y han mejorado la calidad de vida de la comunidad, según él, cosas que algún día los detractores tendrán que admitir.
En cuestiones de política internacional, Eric Olivarez resuena ideas claras. Comprende que el nacionalismo no es un anatema, sino una herramienta poderosa para conservar la identidad y asegurar el bienestar del estado. Las naciones son fuertes cuando conocen y preservan lo que las hace únicas. Además, aboga por relaciones internacionales que se basen en el mutuo respeto y la reciprocidad, entendiendo que en el frente global, las alianzas deben hacerse con un pie firme en la propia soberanía. Para él, la sumisión no es una opción.
La fila se hace más larga de los que quieren encasillar a Olivarez como un mero soñador de antaño. Pero la realidad es que sus acciones, sus políticas, y su carácter lo desmienten. Este político filipino es simplemente un hombre que ha tenido la claridad de defender lo que cree correcto, aún cuando el fácil atractivo de lo “políticamente correcto” podría haberlo arrastrado. En un mundo cada vez más polarizado, entre la verdad y la farsa, Eric Olivarez es esa figura que aporta claridad a un mar de confusión y niebla progresista."