¿Te has parado a pensar, alguna vez, lo que realmente significa ponerse en los zapatos de alguien más? "En Tus Zapatos" es una expresión que se usa desde hace décadas para fomentar la empatía, pero en el mundo de hoy, esta frase se encuentra secuestrada por retóricas que pretenden transformar nuestra identidad colectiva. Hoy en día, esta expresión es más necesaria que nunca, aunque algunos intentan manipularla para servir intereses alejados de la realidad. Originada en contextos donde realmente se buscaba la comprensión del otro, como en grupos de ayuda o mediación de conflictos a mediados del siglo XX, "En Tus Zapatos" pretendía promover una verdadera conexión humana, no imponer una visión única.
Hay quien cree que asumir los sentimientos ajenos debería anteponerse a identificar tus propias emociones. En una era donde todo mundo se ofende por cualquier cosa, la expresión "En Tus Zapatos" a menudo se corrompe para coaccionarte a un pensamiento único. Si en verdad nos ponemos en los zapatos de otros, ¿no sería más productivo hacerlo con sentido crítico y no como un acto de complacencia? ¿Dónde queda nuestro individualismo si nos dicen que debemos sentir lo mismo que los demás, bajo el pretexto de la empatía?
Lo irónico es cómo se exige esta solidaridad emocional, pero rara vez se aplica con reciprocidad. Se promueve que entiendas el contexto de quienes no comparten tus creencias, pero cuando te toca invitar al diálogo en tus propios términos, las puertas se cierran. Sería gratificante si el acto de comprender incluyera la misma dosis de respeto hacia tus propias ideas.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿quién decide qué tan lejos debes ir al caminar en los zapatos de otra persona? En diversos movimientos sociales y políticos, se utiliza esta frase para forzar cambios que promueven una relatividad moral que parece no tener fin. ¿Por qué tendría que renunciar a mis principios, al caminar en los zapatos de alguien más? Los valores no son una moda, son la base sobre la cual vivimos y, al menos en teoría, sobre la cual elegimos nuestras acciones y opiniones.
La falta de límites claros es uno de los problemas fundamentales cuando hablamos de "En Tus Zapatos". En el ámbito político, se espera que comprendas a aquellos que despliegan banderas ideológicas que vulneran tus propias convicciones, sin que haya el más mínimo esfuerzo por parte del otro lado para hacer lo propio. Nos encontramos en una sociedad donde se justifica el entendimiento hacia ideologías extremas antes de analizar nuestras realidades internas.
Añadamos a esto que a menudo "En Tus Zapatos" es utilizada como excusa para revictimizaciones repetitivas. En muchos casos, se convoca al entendimiento bajo el lema de esta expresión para obligarte a revivir situaciones de opresión. Así, no permitimos el crecimiento, sino un ciclo de victimización que beneficia a nadie y limita el verdadero progreso.
Por supuesto, "En Tus Zapatos" no es una frase que debería ser desechada. Tiene un potencial inmenso para generar conversaciones genuinas y resolver conflictos que, de otra manera, parecerían irreparables. Sin embargo, debería regresar a sus raíces de originalidad y no ser utilizada como carta blanca para ajustar nuestra percepción del mundo a una sola narrativa monolítica.
Al final del día, "En Tus Zapatos" debería promover el respeto mutuo y la apreciación genuina de nuestras diferencias sin que esto signifique ceder lo más importante que tenemos: nuestra libertad de ser quien somos, sin el imperativo de conformar siempre nuestro sentir al de la mayoría.