El Drama Hipócrita de En Cualquier Momento: Una Película Para Dormirse
¿El arte imita a la vida? Con "En Cualquier Momento" de 2020, parece que el cine ha decidido rendirse y rodar una telenovela. Este drama burgués, dirigido por el poco conocido David Guglielmo y protagonizado por Finn Wittrock y Damon Wayans Jr., nos lleva por un viaje emocional de clichés desgastados y lágrimas falsas, todo mientras intenta desesperadamente ser lo suficientemente relevante para los Oscars.
La trama nos sitúa en Estados Unidos, donde un joven luchador ve su mundo desmoronarse a su alrededor mientras navega por tragedia tras tragedia. La película se estrenó en el contexto del 2020, un año memorable por su histeria y caos, dándole un aire de desesperación que solo puede ser superado por el obituario de una hormiga. ¿Por qué, oh por qué, se decidió hacer otra película de sufrimiento predecible y sensiblero? Vamos a escudriñar este estreno de los últimos años y ver qué nos ofrece este maremágnum emocional.
La narrativa inicia con nuestro protagonista, interpretado por Wittrock, un actor relativamente sólido que aquí parece atrapado en una telaraña de predictibilidad. Es como si el guion hubiera sido escrito por un comité de sentimientos del tipo que te encuentras en cualquier esquina de Hollywood, obsesionado con la fórmula magistral de lo que creen que es "apertura emocional". Pero eso es lo que hacen las películas mediocres, ¿no? Repiten lo mismo esperando resultados diferentes. El espectador conservador, con valores bien establecidos, verá esta cinta con una ceja levantada, preguntándose si hay algo de innovador en esta repetición de la cultura del victimismo.
Por alguna razón indescifrable, Wayans Jr. encarna el papel de un amigo de apoyo... o algo así. Francamente, su presencia en pantalla es menos emocionante que ver la pintura secarse. Su actuación parece una caricatura que raya en ser una parodia. Para un actor con su historial, uno esperaría un papel que lo desafiara, pero lo que obtuvo fue un personaje plano, probablemente inscrito en un cuadernillo lleno de personajes tipo de Hollywood. Pero claro, nada grita "cine elevado" como un elenco de rostros tristes y situaciones aún más tristes para que la audiencia pueda salir del teatro pensando que han sido parte de una experiencia reveladora.
Se podría decir que Guglielmo intentó infundir un sentido de urgencia con el enfoque visual de la película. Y sin embargo, a lo largo de la cinta, uno no puede evitar sentir que está mirando una lista de verificación de empatía, marcada cuidadosamente. La cinematografía, de una calidad técnicamente buena, se desperdicia por completo en una historia que no llega a impactar, aun cuando se supone que debería tocarnos el corazón.
Imagínate, todos sentados en sus hogares en 2020, con la televisión saturada de malas noticias y el mundo tambaleándose en un torbellino emocional, y "En Cualquier Momento" cae como una ráfaga de viento sin brisa. La intención es clara: ofrecer un reflejo de la desconsoladora realidad, aunque al final es más un espejismo. Para todos aquellos amantes del verdadero cine, lo que ofrece es poco más que un recordatorio de lo poco creativo que el cine se puede volver cuando sigue ideologías en lugar de contar historias con propósito.
¿Qué podemos aprender de toda esta experiencia visual? Básicamente, que el cine moderno se ha entregado al fervor de lo sensiblero y lo predecible. Mientras que alguna audiencia probablemente aplaudiría las intenciones "hondamente humanas" del proyecto, alguien que ve más allá de las apariencias se dará cuenta de que todo lo que reluce no es oro.
A través de las lágrimas de celuloide, "En Cualquier Momento" intenta decirnos algo significativo sobre la vida y las luchas internas, pero se queda corto al entregarnos una historia que ya hemos visto, una y otra vez. ¿De verdad necesitamos otro recordatorio de que la vida puede ser dura? Y mientras seguimos navegando a través del interminable flujo de medios de entretenimiento, uno no puede evitar expresar que películas como esta, necesitan menos dramatismo superficial y más sustancia. Tal vez algún día el cine recupere su rumbo y nos entregue lo que verdaderamente anhelamos: algo verdaderamente profundo, no solo una versión embellecida del sufrimiento para la pantalla grandiosa. Hasta entonces, seguimos esperando.