El Niño y el Bindi: Una Historia de Identidad y Confusión Progresista
En un mundo donde la corrección política parece haber perdido el rumbo, un libro infantil titulado "The Boy & the Bindi" ha causado revuelo. Escrito por Vivek Shraya, el libro cuenta la historia de un niño que se siente fascinado por el bindi, un símbolo tradicionalmente usado por mujeres en la cultura india. Publicado en 2016 en Canadá, este libro ha sido aclamado por algunos como una celebración de la diversidad y la identidad de género. Pero, ¿es realmente así? O, ¿es simplemente otro intento de los progresistas de confundir a los niños sobre su identidad?
Primero, hablemos de la apropiación cultural. El bindi es un símbolo cultural con un significado profundo en la tradición india. No es un accesorio de moda ni un juguete para que los niños experimenten. Sin embargo, este libro parece trivializar su importancia al presentarlo como un simple objeto de deseo para un niño que busca su identidad. ¿Es este el tipo de mensaje que queremos enviar a las futuras generaciones? Que las tradiciones culturales pueden ser usadas y desechadas a conveniencia.
Segundo, la obsesión con la identidad de género. En lugar de enseñar a los niños a aceptar quiénes son, este libro parece fomentar la idea de que deben buscar constantemente algo más, algo diferente. ¿Por qué no enseñar a los niños a estar cómodos en su propia piel en lugar de empujarlos a explorar identidades que no les pertenecen? La infancia debería ser un tiempo de inocencia, no de confusión.
Tercero, el impacto en la educación. En un momento en que las escuelas deberían centrarse en enseñar habilidades básicas y valores fundamentales, estamos viendo un aumento en la inclusión de materiales que promueven agendas políticas. ¿Es realmente necesario introducir conceptos complejos de identidad de género a niños que apenas están aprendiendo a leer y escribir? Parece que estamos perdiendo el enfoque en lo que realmente importa.
Cuarto, la reacción de los padres. Muchos padres se sienten incómodos con la idea de que sus hijos sean expuestos a estos temas a una edad tan temprana. Y con razón. Los padres deberían tener el derecho de decidir cuándo y cómo se introducen estos conceptos a sus hijos, no ser forzados a aceptarlos a través de la literatura infantil.
Quinto, la hipocresía de la diversidad. Mientras que el libro pretende celebrar la diversidad, en realidad está promoviendo una visión muy específica de lo que significa ser diverso. En lugar de aceptar y respetar las diferencias culturales, parece que estamos siendo empujados a adoptar una visión homogénea de la diversidad, donde todo es intercambiable y nada tiene un significado real.
Sexto, el papel de los medios. Los medios de comunicación han jugado un papel crucial en la promoción de este libro, presentándolo como una obra maestra de la literatura infantil. Pero, ¿es realmente así? O, ¿es simplemente otro ejemplo de cómo los medios están impulsando una agenda progresista sin considerar las implicaciones a largo plazo?
Séptimo, el impacto en la cultura india. Para aquellos que valoran sus tradiciones y cultura, ver cómo un símbolo tan importante como el bindi es trivializado puede ser doloroso. La cultura no es un disfraz que uno puede ponerse y quitarse a voluntad. Es una parte integral de la identidad de una persona y debería ser tratada con respeto.
Octavo, la confusión de los niños. En lugar de proporcionar claridad y comprensión, este libro parece sembrar más confusión en las mentes jóvenes. Los niños necesitan orientación y estabilidad, no ser empujados a un mundo de identidades fluidas y significados cambiantes.
Noveno, el futuro de la literatura infantil. Si este es el tipo de contenido que estamos promoviendo para nuestros hijos, ¿qué tipo de adultos estamos criando? Adultos que no tienen un sentido claro de quiénes son o de dónde vienen. La literatura infantil debería inspirar y educar, no confundir y dividir.
Décimo, la responsabilidad de los autores. Los autores tienen una responsabilidad hacia sus lectores, especialmente cuando se trata de niños. Deberían ser conscientes del impacto que sus palabras pueden tener y considerar cuidadosamente los mensajes que están enviando. En lugar de promover agendas políticas, deberían centrarse en contar historias que realmente importen.