La historia de El Monstruo de Timothy podría ser el origen de muchas películas sobrenaturales, pero se trata de un fenómeno social y cultural que ha sacudido los cimientos del pequeño pueblo de Ávila, en España. Todo comenzó en verano de 2022 cuando varias personas afirmaron haber visto a una extraña criatura deambulando por las afueras de la localidad. Las descripciones eran diversas, pero todas coincidían en que se trataba de un ente aterrador, con ojos brillantes y un canto que erizaba la piel. A pesar de la falta de pruebas concretas, la historia del Monstruo de Timothy se propagó como pólvora por todo el país.
¿Por qué debería importarte un relato de un monstruo en una aldea remota? Porque es el caldo de cultivo perfecto para analizar cómo, una y otra vez, se utiliza el miedo para manipular a las masas. Es la clásica táctica de distraer con miedos infundados mientras, por detrás, se reconfiguran agendas de poder y control. Algunos dicen que este fenómeno paranormal es una cortina de humo, otros lo ven como una herramienta para redirigir la atención pública hacia preocupaciones menores, lejos de los verdaderos problemas que acechan a la sociedad. Me atrevo a decir que lo segundo es mucho más plausible.
Vamos a revisar ocho puntos esenciales en los que esta historia influye en el debate más amplio sobre la influencia socio-política. Primero, las leyendas urbanas como el Monstruo de Timothy mantienen a la gente distraída de los temas serios. ¿Cuántos reportajes profundos sobre corrupción política, economías estancadas, o reformas fallidas fueron ignorados mientras la prensa llenaba páginas sobre un monstruo? Una desconexión total de la realidad que a algunos parece convenirles mucho.
Segundo, estas historias reavivan viejas súpersticiones, logrando que el pueblo regrese a comportamientos irracionales. Lo irracional es fácil de explotar. Ahí está el potencial político. Y es que en un mundo cada vez más globalizado, la ignorancia sigue siendo poder. Estas historias suculentas hacen que personas formalmente racionales, se enfoquen en lo trivial.
Tercero, está el amparo de la identidad local, dejando intocado el enfoque sobre problemas ampliamente reconocidos como la pobreza o la inseguridad. Es mucho más sencillo asociarse con historias aterradoras que enfrentar preguntas incómodas sobre la gestión política local. Estos relatos brindan una identidad cultural que se ofrece como comodín emocional.
Cuarto, hay un estallido del turismo en la región ya que los curiosos quieren darle un vistazo al monstruo, claro, con sus bolsillos abiertos para gastar en la economía local. ¿Cuán conveniente es que justo cuando la economía se tambalea, una atracción turística aparezca? No se puede subestimar el poder del marketing coincidente.
Quinto, se legitima la falsa narrativa de que las instituciones públicas actúan proactivamente para protegernos de amenazas impredecibles. Así, mientras enfocan recursos en buscar a un monstruo inexistente, dejan de lado verdaderas amenazas como las crisis de salud o las fallidas políticas económicas.
Sexto, es absolutamente fascinante cómo esta narrativa se entrelaza con políticas de miedo. Una vez la población está temerosa, se está dispuesta a aceptar medidas restrictivas bajo la promesa de seguridad. Este ha sido un patrón a lo largo de la historia política mundial.
Séptimo, no todas las conspiraciones son ficciones descabelladas. Existe un grupo de empresarios y políticos que claramente se benefician de este tipo de distracción. Teniendo al pueblo entretenido es menos probable que exijan responsabilidades.
Y finalmente, octavo, la historia se convierte en un comodín cultural para desprestigiar a quienes cuestionan la narrativa oficial. Ser escéptico se pinta como algo negativo, como si cuestionar la veracidad de un monstruo no fuera un acto racional.
La realidad es que el llamado Monstruo de Timothy es mucho más que una simple anécdota. Es un ejemplo claro y actual de cómo el miedo y la distracción son utilizados para manipular y controlar la narrativa social en beneficio de unos pocos. La próxima vez que escuches una historia como esta, antes de caer en el pánico, pregúntate: ¿a quién le beneficia realmente que crea en monstruos mientras el mundo real se consume en problemas concretos?