El Amante Doble: Una Película que Desafía la Moralidad Progresista
En 2017, el director francés François Ozon lanzó "El Amante Doble", una película que no solo desafía las normas del cine convencional, sino que también pone a prueba la moralidad progresista. La historia sigue a Chloé, una joven que descubre que su terapeuta y amante, Paul, tiene un gemelo idéntico con quien también comienza una relación. Ambientada en París, esta película explora temas de identidad, deseo y engaño, y lo hace de una manera que seguramente hará que los defensores de la corrección política se retuerzan en sus asientos.
Primero, hablemos de la audacia de Ozon al abordar el tema del deseo femenino sin restricciones. En una era donde se espera que las mujeres sean retratadas como víctimas o heroínas empoderadas, Chloé es presentada como una mujer compleja con deseos propios. No es una víctima, ni una santa; es simplemente humana. Esta representación realista y sin adornos es un golpe directo a la narrativa progresista que insiste en encasillar a las mujeres en roles predefinidos.
Además, la película no teme explorar la dualidad de la naturaleza humana. Paul y su gemelo, Louis, representan dos lados de una misma moneda: el lado seguro y el lado oscuro del deseo. Esta dualidad es un recordatorio de que los seres humanos son inherentemente complejos y que no todo puede ser reducido a una simple dicotomía de bueno o malo. Esta idea desafía la visión simplista del mundo que muchos prefieren adoptar.
La narrativa de "El Amante Doble" también se atreve a cuestionar la confianza ciega en las instituciones. En este caso, la terapia, que se supone debe ser un espacio seguro, se convierte en un terreno de manipulación y engaño. Esto es un recordatorio de que incluso las instituciones más veneradas pueden ser imperfectas y que la confianza ciega en ellas puede ser peligrosa.
La película también juega con la idea de la identidad y cómo esta puede ser manipulada. En un mundo donde la identidad se ha convertido en un tema central del discurso político, "El Amante Doble" nos recuerda que la identidad es fluida y a menudo construida sobre percepciones y engaños. Esto es un golpe a la noción de que la identidad es algo fijo e inmutable.
Por último, la película no teme mostrar la sexualidad de una manera cruda y sin censura. En una época donde la representación sexual en los medios es a menudo criticada y censurada, Ozon se niega a suavizar su visión. Esto es un desafío directo a aquellos que buscan controlar y censurar la expresión artística en nombre de la corrección política.
"El Amante Doble" es una película que no solo entretiene, sino que también desafía las normas y expectativas de la sociedad moderna. Es un recordatorio de que el arte debe ser libre para explorar y cuestionar, sin miedo a ofender o desafiar las sensibilidades de aquellos que prefieren vivir en un mundo de blanco y negro.