¡El Mono que Quería Jugar Béisbol!

¡El Mono que Quería Jugar Béisbol!

Revive la absurda y entrañable película de los 90 'Ed', donde un chimpancé se convierte en la estrella de un equipo de béisbol de ligas menores.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¡El Mono que Quería Jugar Béisbol!

En 1996, Hollywood nos regaló una joya cinematográfica que pocos recuerdan, pero que merece ser discutida: "Ed". Esta película, dirigida por Bill Couturié, nos lleva a un pequeño pueblo en Estados Unidos donde un chimpancé llamado Ed se convierte en la estrella de un equipo de béisbol de ligas menores. ¿Por qué? Porque, aparentemente, un mono jugando béisbol es exactamente lo que el mundo necesitaba en ese momento. La trama sigue a Jack "Deuce" Cooper, interpretado por Matt LeBlanc, quien se encuentra en la extraña situación de tener a un simio como compañero de equipo. La película se estrenó en un momento en que la industria del cine estaba obsesionada con las comedias familiares absurdas, y "Ed" no fue la excepción.

Primero, hablemos de la premisa. ¿Quién pensó que un chimpancé jugando béisbol era una buena idea? La respuesta es simple: Hollywood en los años 90. En una época donde las ideas más descabelladas encontraban su camino a la pantalla grande, "Ed" se destacó por su audacia. La idea de que un mono pueda no solo jugar béisbol, sino ser mejor que los humanos, es una bofetada a la lógica. Pero, ¿a quién le importa la lógica cuando tienes un chimpancé lanzando strikes?

Segundo, el casting. Matt LeBlanc, conocido por su papel en "Friends", decidió que protagonizar junto a un chimpancé era el siguiente paso lógico en su carrera. Y aunque LeBlanc es un actor talentoso, su química con un mono animatrónico dejó mucho que desear. La actuación de Ed, por otro lado, fue... bueno, la de un mono. Pero, ¿quién necesita actuación cuando tienes un chimpancé en el campo?

Tercero, los efectos especiales. En una era pre-CGI, "Ed" utilizó un disfraz de chimpancé animatrónico para las escenas más complicadas. El resultado fue una mezcla entre adorable y aterrador. Los movimientos robóticos de Ed hicieron que cada escena fuera una experiencia única, por decirlo de alguna manera. Pero, ¿quién necesita realismo cuando puedes tener un mono robótico?

Cuarto, el guion. La historia de "Ed" es tan predecible como uno podría imaginar. Un jugador de béisbol en apuros, un equipo perdedor, y un chimpancé que lo cambia todo. La trama sigue todos los clichés posibles, desde el inevitable triunfo final hasta la lección de vida sobre la amistad. Pero, ¿quién necesita originalidad cuando tienes un mono que juega béisbol?

Quinto, la recepción. "Ed" fue un fracaso en taquilla y recibió críticas negativas. Sin embargo, con el tiempo, ha ganado un estatus de culto entre aquellos que aprecian el cine malo. La película es un recordatorio de que no todas las ideas locas funcionan, pero algunas son tan absurdas que se vuelven memorables. Pero, ¿quién necesita éxito crítico cuando puedes ser un clásico de culto?

Sexto, el impacto cultural. Aunque "Ed" no cambió el mundo del cine, sí dejó una marca en la cultura pop. Es un ejemplo perfecto de cómo las películas de los 90 podían ser ridículas y, al mismo tiempo, entrañables. La película nos recuerda una época en la que las ideas más locas podían hacerse realidad en la pantalla grande. Pero, ¿quién necesita relevancia cultural cuando puedes ser un ejemplo de lo absurdo?

Séptimo, la lección. "Ed" nos enseña que no todas las películas tienen que ser obras maestras para ser disfrutables. A veces, lo que necesitamos es una historia tan ridícula que nos haga reír y olvidar nuestras preocupaciones. Y aunque "Ed" no es una obra maestra, es un recordatorio de que el cine puede ser divertido, incluso cuando no tiene sentido. Pero, ¿quién necesita sentido cuando puedes tener un mono jugando béisbol?

En resumen, "Ed" es una película que desafía la lógica y la razón, pero que, de alguna manera, logra ser entretenida. Es un testimonio de una era en la que cualquier cosa era posible en Hollywood, incluso un chimpancé lanzando strikes. Y aunque los liberales puedan criticar su falta de profundidad, "Ed" sigue siendo un ejemplo perfecto de cómo el cine puede ser una experiencia divertida y absurda.