Lester Bowie, un pionero del jazz, lanzó en 1988 un álbum que dejó a más de uno rascándose la cabeza: 'Diversión Seria'. Y vaya que algunos lo tomaron demasiado en serio. Este legendario álbum sigue siendo objeto de discusión, tanto en el mundo musical como en los círculos más fervientes de lo políticamente correcto.
Si hay algo que no pasa desapercibido en 'Diversión Seria' es su desafío a lo convencional. Bowie no era del tipo que seguía la manada, ni mucho menos doblaba rodilla ante las modas musicales modernistas que llevaban a escenas poco auténticas. Más bien, su música refleja la resistencia a cualquier tipo de presión social para conformarse, algo que resuena profundamente con los valores de independencia y resistencia que siempre han sido pilares del pensamiento conservador.
En este álbum, el líder de la banda Art Ensemble of Chicago vuelve a sus orígenes, imbuyéndolos con un sentimiento de irreverencia que mezcla tradición con innovación. En lugar de aventurarse descaradamente hacia los ritmos de popularidad efímera, Bowie permanece fiel al jazz, manteniendo su integridad artística en un mundo donde las reglas se ajustan constantemente a favor de quienes gritan más alto, en lugar de aquellos que tienen más que decir.
Una de las grandes fortalezas de 'Diversión Seria' es cómo logra criticar, a través de su música, la superficialidad y la falta de autenticidad que han invadido la cultura popular. Utiliza temas complejos y estructuras musicales no convencionales que refuerzan su enfoque único. Este álbum ofrece una variedad compleja de texturas y sonidos, que, en lugar de ser una simple colección de tracks, se siente más como una declaración audaz de libertad artística. Claro, no es para todos; aquellos que están tan acostumbrados a que les den todo masticado probablemente no entenderán el valor de algo que desafía sus paradigmas.
Las colaboraciones en el álbum son otro punto a destacar. La serie de músicos talentosos que eligió Bowie es impresionante, cada uno aportando su propio toque especial que, sin embargo, se amalgama perfectamente con la visión global del disco. Por supuesto, esto no es una sorpresa, ya que Bowie siempre fue conocido por rodearse de mentes creativas dispuestas a salir de su propia zona de confort, algo que admiramos desde la esquina más racional del espectro político.
Es necesario mencionar el contexto en el cual 'Diversión Seria' fue lanzado. Era el final de una década que vio muchas transformaciones culturales, muchas de las cuales todavía impactan nuestras dinámicas sociales hoy en día. La música pop y los géneros más comerciales se anteponían a la profundidad y calidad que el jazz tenía para ofrecer. Aun así, Bowie no se doblegó. Su firmeza para seguir sus valores personales por medio de la música es un reflejo de la esencia que defiende mantener la rectitud en un mundo que premia la mediocridad por encima del mérito.
Además, la ironía del título, 'Diversión Seria', es precisamente lo que más incomoda a aquellos que prefieren cualquier cosa menos confrontarse con sus propios sesgos y fragilidades. ¿Por qué? Porque Bowie no trata de encajar en una caja bonita y etiquetada; él rompe la caja y recicla los pedazos en algo nuevo, algo que se siente tan auténtico y poderoso.
Entonces, cuando escuchamos 'Diversión Seria', no solo escuchamos un álbum, sino una lección práctica sobre cómo desafiar lo tradicional sin perder de vista nuestras raíces. Es una obra que, con una seguridad que hoy parece estar en extinción, mezcla vitalidad y sentido clásico, algo que innegablemente despierta en nosotros la voluntad de conservar lo que realmente importa.
Este álbum se mantiene relevante no por comprometer sus estándares, sino por elevarlos. Un poderoso recordatorio de que, en la música y en la vida, no se trata de acomodarse a la demanda del público, sino de mantenerse fiel a principios más altos. En las notas de cada instrumento, en cada pausa y acorde, se mantiene este recordatorio latente: ser uno mismo, no lo que otros quisieran que fueras.