Cuando Veo Este Bar: La Hipocresía de la Izquierda

Cuando Veo Este Bar: La Hipocresía de la Izquierda

Analiza cómo los bares de moda en Nueva York reflejan la hipocresía de la izquierda al predicar igualdad mientras practican exclusión elitista.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Cuando Veo Este Bar: La Hipocresía de la Izquierda

¡Ah, la ironía! En un mundo donde la izquierda predica la igualdad y la justicia, resulta que sus bares favoritos son los más elitistas de todos. En Nueva York, el epicentro de la cultura progresista, los bares de moda se han convertido en templos de la hipocresía. Estos lugares, que se jactan de ser inclusivos y diversos, son en realidad bastiones de exclusividad y esnobismo. ¿Por qué? Porque mientras predican la igualdad, sus precios y su ambiente excluyen a cualquiera que no pertenezca a su selecto club de élite.

Primero, hablemos de los precios. Un cóctel en uno de estos bares puede costar más que una comida completa en un restaurante familiar. ¿Y quién puede permitirse eso? Ciertamente no el ciudadano promedio que trabaja duro para llegar a fin de mes. Pero, claro, para los progresistas de Manhattan, pagar 20 dólares por un trago es solo una forma de mostrar su estatus. Es una manera de decir: "Mira cuánto me importa la justicia social, pero solo si puedo disfrutar de mi martini artesanal mientras lo hago".

Luego está el ambiente. Estos bares están diseñados para hacerte sentir que has entrado en un club privado. La decoración es minimalista pero lujosa, y la música es lo suficientemente alta como para que tengas que gritar para ser escuchado, pero no tanto como para que no puedas escuchar las conversaciones pretenciosas a tu alrededor. Es un lugar donde la apariencia lo es todo, y donde la autenticidad es solo una palabra de moda que se usa para vender más bebidas.

Y no olvidemos a la clientela. Estos bares están llenos de personas que se consideran a sí mismas como los campeones de la justicia social. Sin embargo, son los mismos que miran por encima del hombro a cualquiera que no comparta su visión del mundo. Son los que hablan de diversidad, pero solo si esa diversidad se ajusta a su estrecha definición de lo que es aceptable. En estos bares, la diversidad de pensamiento no es bienvenida.

La ironía es que estos bares son un microcosmos de la hipocresía más amplia de la izquierda. Predican la inclusión, pero practican la exclusión. Hablan de igualdad, pero viven en un mundo de privilegios. Y mientras tanto, el ciudadano común sigue luchando por llegar a fin de mes, sin poder permitirse el lujo de participar en este teatro de la justicia social.

Así que la próxima vez que veas uno de estos bares, recuerda que detrás de su fachada de progresismo se esconde una realidad muy diferente. Una realidad donde la igualdad es solo una palabra vacía y donde la justicia social es solo un accesorio de moda. En un mundo donde la izquierda sigue predicando desde sus torres de marfil, es hora de que veamos estos bares por lo que realmente son: monumentos a la hipocresía.