Están vendiendo la libertad a precio de saldo en un afán por la igualdad que da escalofríos. 'Cuando Estamos en Necesidad' es mucho más que una sencilla frase, es la excusa que muchos utilizan para manipular y someter. En un mundo donde el quién importa más que el qué, y el cuándo supera al por qué, queda claro que nuestra sociedad ha perdido el rumbo. Estados Unidos se ha visto empujado a crisis tras crisis con el mismo canto de sirena: nos dicen que necesitamos ayuda, que dependemos del Estado para sobrevivir. ¿Por qué no lo vemos? Estamos en 2023 y aún seguimos rastreando vestigios de autosuficiencia y responsabilidad personal. Durante los últimos años, hemos sido bombardeados con la idea de que el Estado debe ser el salvavidas en nuestras tormentas personales. La narrativa es que, sin intervención gubernamental, seríamos impotentes ante el cambio climático, las crisis económicas y las pandemias. Pero seamos realistas, esto no es nada nuevo. La necesidad se ha transformado en un arma política. Cuando estamos en necesidad, los valores tradicionales, como el trabajo duro y la responsabilidad, son fácilmente apartados. Nos venden que lo justo es que el Estado redistribuya la riqueza, que todos deben obtener su “parte justa” sin matarse trabajando. El problema es que esa parte justa viene de los esfuerzos de otros. Las políticas de bienestar social no son ni más ni menos que una forma de comprarnos con nuestros propios impuestos. El cuento de 'estamos en necesidad' es tan antiguo como peligroso. Históricamente, las naciones que han caído en esta trampa han destruido cualquier atisbo de individualidad y creatividad. Roma no cayó en un día, ni Israel se desmoronó en una noche; fue el complaciente abrazo del colectivismo el que erosionó sus cimientos. Y ahora, los liberales de hoy nos piden que sigamos por el mismo camino. A veces me pregunto si su amnesia histórica es opcional. 'Cuando estamos en necesidad', nos dicen, 'debemos olvidar nuestras diferencias y trabajar juntos'. Sin embargo, esa misma frase, tan pintoresca al oído, esconde un programa más siniestro: pide uniformidad de pensamiento y acción, sin cuestionar, como buen rebaño. En vez de encontrar soluciones que fomenten la productividad y la independencia, se sientan a esperar directrices de un Estado paternalista. El Estado no debería ser una muleta eterna. Durante la Gran Depresión, las familias y las comunidades locales dieron un paso al frente mientras el gobierno se dedicaba a crear programas que generaban más dependencia que soluciones. Si seguimos esperando que el Estado resuelva todos nuestros problemas, podríamos acabar como un muñeco de trapo, tirados sin remedio en el hemisferio de los necesitados crónicos. ¿Algo salió mal? Pues demandemos al Estado. ¿No tenemos suficiente dinero para pagar el alquiler? El Estado debe proveernos. Vivimos en una cultura que celebra la dependencia mientras critica al que pelea por si mismo. Ya casi no recordamos cómo es el honor de resolver problemas por cuenta propia. Cuando la responsabilidad cae sobre el colectivo, lo individual se hace insignificante. Tendemos a olvidar que cada centavo gastado por el gobierno viene de nuestro bolsillo. En nombre de la necesidad, se justifica cualquier gasto, cualquier despilfarro. La crisis se ha convertido en una oportunidad muy tentadora para expandir el poder gubernamental. Vuelve a sonar el trillado 'estamos en necesidad' y con él llegan subvenciones, controles y regulaciones. La libertad es el precio que pagamos en esta transacción silenciosa. No se puede esperar que la grandeza florezca en una sociedad que participa en gimoteos perpetuos. La verdadera solidez de una nación descansa en su gente, en individuos que se enfrentan valientemente a sus problemas y soluciones creativas. Apoyémonos donde importa: en la educación que enseña principios sólidos y no ideologías volátiles; en un sistema de salud que premia la competencia y no el conformismo; en una economía que impulse el emprendimiento y no la complacencia. 'Cuando Estamos en Necesidad' no debería ser un grito de auxilio para el paternalismo gubernamental, sino un recordatorio de que nuestra voluntad y esfuerzo personal son nuestra mejor defensa. Aprendamos de quienes nos precedieron y dejaron un legado no de lástima, sino de fortaleza y superación.
Porque Necesitamos Priorizar el Bien Común en Tiempos de Crisis

La frase 'cuando estamos en necesidad' se convierte en un mantra que erosiona los valores de esfuerzo y responsabilidad, haciendo que las excusas se apoderen de la sociedad. ¿Estamos vendiendo nuestra libertad a cambio de comodidad?

Vince Vanguard