Cuando piensas en los Países Bajos, ¿te imaginas tulipanes, molinos de viento y bicicletas? Claro, pero hay mucho más. Cromstrijen es una pequeña joya olvidada por muchos, situada en la provincia de Holanda Meridional, que pocos conocen pero que todos deberían visitar. Este pequeño municipio holandés, que se fusionó en 2019 para convertirse en parte de Hoeksche Waard, ofrece una lección sobre la belleza rural holandesa y el poder de las comunidades locales bien administradas. No es un lugar que te dé titulares de portada, pero es un emblema del espíritu próspero de los Países Bajos.
Para empezar, hablamos de un lugar con raíces históricas que se remontan al siglo XVI cuando fue recuperado de las aguas por unos valientes con visión de futuro. Imagínate, un pequeño municipio con menos burocracia, donde los burócratas no tienen la última palabra en todo lo que haces, y donde el sentido de comunidad es más fuerte que cualquier decreto desde La Haya. Puedes pasear por los pintorescos pueblos de Numansdorp y Klaaswaal y realmente sentir el sentido de propósito y pertenencia que han logrado mantener sus habitantes.
Cromstrijen no es un lugar al que vayas para ver rascacielos o centros comerciales estridentes. No, aquí experimentas la belleza pura y sencilla del campo holandés. Campos interminables que florecen en la primavera, rutas perfectas para andar en bicicleta alejadas del ajetreo urbano, y lagos que invitan a la reflexión más que a ir de compras. El liberal promedio podría argüir que este tipo de vida carece de dinamismo, pero lo cierto es que lo que para algunos es monotonía, para otros es serenidad y equilibrio. Aquí lo importante es apreciar a la naturaleza y la simpleza, evitando la parafernalia de la vida moderna que tantos proclaman es indispensable.
Además, ¿qué decir de su vida económica? En Cromstrijen, los agricultores y pequeños empresarios tienen oportunidades reales de crecer sin estar sometidos a impuestos avariciosos y regulaciones agotadoras que te obligan a llenar formularios en vez de llenar vidas. La pesca, la agricultura, y el turismo local permiten a las familias mantener un sustento digno, mientras conservan la independencia económica que ha sido erosionada en tantos otros lugares. ¿No es esto algo para celebrar? Aquí no hay autobuses eléctricos subsidiados por el estado a costa del bolsillo del contribuyente; aquí hay bicicletas, y todo se mueve a un ritmo propio.
Hablemos de seguridad, una preocupación omnipresente en nuestros tiempos. Cromstrijen goza de una atmósfera tranquila, con tasas de criminalidad bajas y una comunidad vigilante. La presencia policial es discreta pero eficaz. Las familias pueden pasear por las calles, los niños juegan libremente en los parques, y el sentido de comunidad se respira en cada esquina. Aquí, la seguridad no viene de la imposición, sino de la responsabilidad compartida.
Si buscas un lugar para desconectar de la maquinaria interminable del progreso urbano y sus incesantes batallas ideológicas, Cromstrijen te acoge con puertas abiertas. Vive y deja vivir, podría ser el lema de este municipio. Su fusión en una región más amplia no ha apagado su espíritu vibrante, al contrario, ha permitido que florezca como parte de un mosaico más grande sin perder su identidad.
¿Y la cultura? Aquí se celebra y se cuida como un tesoro. Las tradiciones locales se preservan con orgullo, desde los festivales anuales hasta la arquitectura de las iglesias que adornan los centros de los pueblos. Estas no son solo reliquias del pasado, sino capítulos de una historia en curso que teje generaciones con esperanza.
Así que la próxima vez que pienses en escapadas europeas, pon a Cromstrijen en tu lista. No es el destino que aparece en los blogs llenos de clics, pero es un lugar donde experimentarás lo que significa realmente vivir una vida de auténtico significado.