¡Cremación: La Opción Que Las Izquierdas No Quieren Entender!

¡Cremación: La Opción Que Las Izquierdas No Quieren Entender!

La cremación es una opción disruptiva y eficiente para enfrentar la muerte, que despierta tanto amor como escepticismo a nivel global, desafiando las normas tradicionales en pro de un enfoque más económico y otra perspectiva ambiental.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

La cremación es una opción de disposición final que ha causado revuelo y escepticismo por todo el mundo, no solo porque sea una manera menos tradicional de despedir a nuestros seres queridos, sino por lo que significa en un contexto cultural más amplio. Quienes la prefieren, descubren no solo un método práctico para enfrentar la muerte, sino también una opción que muchos consideran más eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Aunque no es precisamente una novedad—los romanos ya lo hacían hace miles de años—, la cremación ha ganado terreno en América y Europa en tiempos recientes, mientras algunos continúan aferrados a sus creencias más arcaicas.

Primero, ¿por qué la cremación? Aquí no solo hablamos de un acto sencillo. Nos encontramos frente a una decisión profundamente reflexiva y, sí, vamos a admitirlo, un poco disruptiva. Incinerar un cuerpo en lugar de enterrarlo desafía la norma establecida, algo que claramente molesta a aquellos que aman permanecer en sus zonas de confort. La cremación ofrece varias ventajas. Para empezar, es más económica que un funeral completo. ¿Por qué? Porque nos despedimos de costos de tierra, ataúd y, a veces, hasta de una ceremonia fúnebre ostentosa. Ahorrar dinero, a pesar de que a algunos les duela reconocerlo, es una prioridad para muchas familias.

Una pregunta repetida muchas veces es sobre el impacto ambiental. Permítanme iluminar la discusión: la cremación es, en muchos aspectos, una alternativa más verde que los tradicionales entierros. Aunque, claro, ninguna alternativa es completamente libre de huella de carbono, el simple hecho de no ocupar tierra valiosa ya dice bastante en favor de esta opción. Además, la reducción de productos químicos que se utilizan para preservar cuerpos es otro punto que suma al debate ambientalista. Sí, claro, liberales seguidores del greenwashing, esto es algo a tener en cuenta.

La cremación también tiene una flexibilidad que el entierro tradicional no ofrece. La movilidad que otorga permite a las familias dispersar las cenizas en un lugar significativo, dejándolas descansar donde de verdad quieran. Se acaba la discusión sobre qué país, ciudad o región donde sepultar el cuerpo. Las cenizas no tienen fronteras ni abogados que frenar su deseo de ir a donde realmente deben estar.

A nivel religioso, algunos grupos todavía levantan las cejas a la idea de la cremación. Claro, es de esperar. Hay quienes prefieren aferrarse a tradiciones de hace cientos, por no decir miles de años. Sin embargo, es importante resaltar que muchas comunidades religiosas han comenzado a suavizar su postura ante esta opción. Un ejemplo claro es la Iglesia Católica, que en 1963 permitió la cremación, mientras las cenizas se mantuvieran 'juntas' y se trataran con respeto. ¡Vaya avance!

Veamos el tema práctico: el espacio. El mundo está repleto, cada día más. Los cementerios se llenan y algunas ciudades sencillamente no pueden permitir más entierros por falta de lugares apropiados. Ciudades como Tokio y Londres enfrentan desafíos reales sobre cómo acomodar un número creciente de defunciones. De hecho, cada vez más gobiernos locales recomiendan la cremación como una solución de espacio, algo que a algunos parece razonable negarse a aceptar y, por supuesto, hay quienes optan por ignorar.

Aquí un dato curioso: en Islandia, más del 90% de las personas optan por la cremación. El desafío que esto lanza a otros países es enorme. ¿Tendremos también que adaptarnos y ser más modernistas? En Escandinavia, en general, la cremación está aumentando en popularidad, visto no como una interferencia, sino como una opción lógica.

Por supuesto que hay los que se oponen firmemente a toda esta modernidad. Están los defensores de la tradición que ven la cremación como una fractura en las costumbres que nos mantienen 'unidos'. Sin embargo, este tipo de argumentación roza lo absurdo en un tiempo en el que necesitamos adaptarnos, ser más libres de aceptar nuevas formas de pensar y, por qué no, de despedirnos.

Finalmente, la cremación cuenta con un fuerte elemento sentimental y emocional que no podemos olvidar. Al permitir la movilidad y la elección de ambientes donde la memoria del ser querido puede reinar, es una alternativa digna de ser considerada, incluso si, al fin y al cabo, algunos están demasiado arraigados al pasado para verlo. Así que ahora tenemos una pregunta, ¿estamos listos para abrir nuestras mentes y tomar decisiones que realmente reflejen nuestras creencias más profundas? ¿O preferimos seguir enterrando nuestras cabezas en la arena… y nuestros cuerpos en la tierra?