Corredores del Poder: Una Letra en la Política que No Te Contaron

Corredores del Poder: Una Letra en la Política que No Te Contaron

"Corredores del Poder", escrita por Enrique Serna en 1989, es una novela que desenmascara la corrupción política en México. A través de intrigas y ambiciones desmedidas, Serna ofrece una crítica implacable del sistema político.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Imagina un mundo donde el poder no solo se persigue, sino que se palpa y se tuerce en los corredores de instituciones que se suponen incorruptibles. Eso es lo que nos ofrece "Corredores del Poder", una novela de nuestra época, escrita por Enrique Serna, que se publicó en 1989 justo después del clímax de la Guerra Fría y los turbulentos años ochenta en México. Nos lleva de la mano por los pasillos de la política mexicana de ese entonces, donde la corrupción, el chantaje y las conspiraciones no eran solo tácticas, sino la norma diaria. El libro refleja una realidad que aún se siente vigente, a pesar de los múltiples intentos de sus personajes por maquillar su moralidad.

El autor, Enrique Serna, es conocido por su capacidad de desnudar el alma humana y mostrar sus más oscuros secretos sin mirar hacia otro lado. Con "Corredores del Poder", logra una disección brutal, bajo una prosa afilada, de aquellos que nos gobiernan y por qué, quizá, más vale mantener la cautela ante los discursos rimbombantes de falsa esperanza que nos quieren vender los políticos. Todos aquellos que alguna vez se han preguntado cómo es posible que tantas promesas queden en el aire encontrarán en este libro una respuesta incómodamente honesta.

Uno de los grandes aciertos de "Corredores del Poder" es su capacidad para hacer una sátira mordaz del sistema político, ridiculizando desde dentro las mismas instituciones que dicen querer reparar. Es un libro que no teme mostrar el esqueleto de un país donde el progreso es más ilusión que realidad. Y esto es algo que retumba con fuerza entre aquellos que creen que un cambio se logra desde el conformismo casi ciego que tanto predican los idealistas.

La novela nos presenta personajes como Ramón, un hombre que hace lo que sea necesario para trepar en la jerarquía política, aunque ello implique doblar la moralidad hasta romperla. Como antídoto perfecto para aquellos que aún creen que el servicio público es un terreno virgen y de buena voluntad. La lección aquí puede resultar dura de tragar: el poder corrompe, y lo hace en todas sus formas, especialmente cuando los intereses personales se mezclan con la ideología.

Es imposible leer "Corredores del Poder" y no reflexionar sobre la fragilidad de las promesas políticas. Los personajes se mueven como ajedrecistas en un tablero donde cada movimiento puede significar su ascenso, o su desplome, una metáfora del devenir de nuestra época moderna. Serna no deja espacio para las medias tintas; cada decisión en su novela tiene consecuencias que se despliegan como fichas de dominó, implacables y sin piedad.

La crítica, por supuesto, no se cansa de señalar los paralelismos entre el mundo de ficción que presenta Serna y el actual derrotero político. Un recordatorio contundente de que, aunque cambien las caras en el poder, las estructuras que sustentan sus acciones permanecen peligrosamente iguales. Tal es la provocación que este libro ofrece:

  1. Conspiraciones en cada esquina: En el mundo de Serna, las conspiraciones son parte del pan de cada día. La diferencia radica en cómo se usan con habilidad para alcanzar metas escondidas bajo capas de engaño, contrastando con la ingenuidad de aquellos que creen en el discurso oficial.

  2. Retrato de un país en crisis: Durante los años ochenta, el país se encontró en un período de profunda crisis económica. Las semejanzas con el actual momento no son difíciles de encontrar, y este libro sirve como espejismo para ver reflejadas nuestras propias problemáticas.

  3. Moralidad al mejor postor: Más allá de su narrativa centrada en el ascenso al poder, lo que "Corredores del Poder" capta a la perfección es cómo la moralidad es una moneda de cambio más en estos juegos de poder.

  4. Personajes que buscan redención en lo indebido: La batalla entre lo correcto e incorrecto es palpable y crea un paralelismo entre estos personajes y muchos de los líderes actuales.

  5. Testamento de un sistema quebrado: De manera alguna, el libro puede interpretarse como un testamento de lo que sucede cuando un sistema decide no sanarse y, en cambio, continúa en un espiral para autodestruirse.

  6. Un crudo realismo que no cede a la fantasía: No hay superhéroes, ni salvación milagrosa; todo en "Corredores del Poder" se resuelve del mismo modo en que las historias de poder lo hacen en la vida real: con personas de carne y hueso que fallan y traicionan.

  7. La influencia de la cultura produjo su resonancia: La revista Proceso destacó la penetrante sátira de Serna como una de las causas por las que la novela tiene tanto eco. Ha sido leída no sólo por su innegable calidad literaria, sino porque a través de sus páginas vibra una onda expansiva contra la hipocresía gubernamental.

  8. El cinismo como moneda corriente: Ante tanto idealismos forzado, este libro invita a recordar el valor del cinismo lúcido como herramienta para sobrevivir en un ambiente político peligrosamente contaminado.

  9. Una narrativa provocadora pero necesaria: Sí, Serna molesta en ocasiones, y para muchos esta incomodidad es su valor genuino. Si perturba, es porque señala sin tapujos parte de la sombra que otros prefieren ignorar.

  10. Un recordatorio histórico importante: Finalmente, "Corredores del Poder" no sólo es una novela política, sino un recordatorio de eventos, que aunque envueltos en la ficción, son arrestingly reales.

Una obra literaria que se atreve a exponer las entrañas del poder, lejos de la imagen azucarada que a menudo intentan vendernos.