Por qué la Convención Nacional Democrática y Social es un Desperdicio de Tiempo

Por qué la Convención Nacional Democrática y Social es un Desperdicio de Tiempo

La Convención Nacional Democrática y Social, celebrada en octubre de 2023 en la Ciudad de México, intenta vender sueños progresistas sin ofrecer soluciones reales.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Si esperabas que la "Convención Nacional Democrática y Social" fuera revolucionaria, prepárate para ser decepcionado. Celebrada del 21 al 23 de octubre de 2023, en la Ciudad de México, este evento reunió a quienes soñaban con promesas vacías. Ah, los mismos de siempre: políticos de izquierda con grandes discursos y poco que ofrecer.

Esta convención buscaba supuestamente unificar las fuerzas progresistas, algo que ya está bastante trillado. Porque, vamos, ¿quién todavía cree que estos convecinos de siempre van a solucionar algo? Ellos prometen cambios, pero ¿cuántos congresos y convenciones vamos a tener que aguantar hasta que haya verdaderos resultados? Enserio, basta de reuniones y más acción real.

De entrada, ¿qué es lo que realmente quieren? Proponer "nuevos" proyectos políticos y sociales para combatir problemas actuales, como si en la última década no hubieran tenido oportunidad de hacerlo desde sus posiciones cómodas. ¿No podrían ser más directos? Parece que adoran perderse en un mar de palabras sin ningún tipo de sustancia. Que quede claro, proponer no es lo mismo que actuar.

Luego están los discursos interminables sobre la igualdad social y la distribución de la riqueza. Aunque parezcan nobles al oído, en la práctica son un desastre. ¿Cómo va a avanzar un país si penalizamos el éxito y glorificamos la mediocridad? Ya deberíamos saber que los esquemas donde todos "compartimos" terminan con todos igual de pobres.

Una de las expectativas era la resolución de conflictos internos, porque nada grita unidad más que intentar resolver problemas con los mismos personajes de siempre, ¿verdad? Si la historia sirve de algo, estos intentos de "crear un mejor futuro juntos" terminan segregando más que unificando. ¿Por qué? Porque quienes organizan y asisten a estos eventos están demasiado atrapados en su burbuja para notar la realidad.

La obsesión con conceptos como justicia social y derechos humanos no es más que la eterna cantaleta que pretenden vender como novedad. ¡Vaya sorpresa que sigan sin una solución productiva! Pretender ser el héroe enmascarado de las causas sociales parece más una moda que un compromiso real. Pero cuando se trata de dar la cara y crear cambios, todo pasa a un segundo plano.

Hablemos de transparencia, esa carta que prometen mostrar siempre pero que raramente juegan. Organizar encuentros donde todo es un teatro solo para publicitar lo "acuerdistas" que son y cuánto dialogan, es una estrategia demasiado obvia. Mientras tanto, el ciudadano de a pie sigue lidiando con los problemas cotidianos, ignorado por completo.

Y qué me dicen de sus interminables proclamaciones sobre "empoderar a las masas". Palabritas que nacen del idealismo, pero como todo ideal, se desmorona al chocar con la realidad. No es que el ciudadano común no tenga voz, es que hasta ahora, estas plataformas se han centrado en amplificar solo unos cuantos "anhelos" seleccionados a dedo, que casualmente siempre coinciden con intereses previamente descritos.

Es irónico que un evento cuyo eje central es fomentar "nuevas" alianzas esté plagado de viejas prácticas. No es que falten nuevas caras, es que las nuevas siguen los pasos de las antiguas sin salirse del guion. Si lo que realmente buscan es una transformación, ¿dónde están los nombres frescos y las ideas audaces?

El último aspecto es tal vez el más risible: su presunto compromiso con el medio ambiente. Un evento que genera toneladas de desechos, conlleva consumo masivo de energía y transporte solo para reunir a cientos de personas no parece muy verde, ¿verdad? la coherencia no es uno de sus puntos fuertes. Cambiar las frases y las intenciones en papel no cambia la realidad bajo la cual vivimos.

En suma, la Convención Nacional Democrática y Social es una de esas fórmulas repetitivas de concentración de voces que deambula sin rumbo. A veces la esperanza se esconde mejor en aquellos que han aprendido a observa más y prometer menos.