Diez Razones por las que la Geografía Moderna Está Destruyendo el Sentido Común

Diez Razones por las que la Geografía Moderna Está Destruyendo el Sentido Común

La geografía moderna ha evolucionado en una disciplina compleja que a menudo confunde más de lo que aclara, afectando desde la educación hasta la política y el cambio climático.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Diez Razones por las que la Geografía Moderna Está Destruyendo el Sentido Común

La geografía moderna, esa disciplina que solía ser tan simple como saber dónde está el Polo Norte, ha evolucionado en un monstruo académico que confunde más de lo que aclara. En el siglo XXI, los geógrafos han decidido que ya no es suficiente con saber que París está en Francia. Ahora, se trata de quién, qué, cuándo, dónde y por qué, pero con un giro que haría que Cristóbal Colón se revolviera en su tumba. Desde las aulas de las universidades hasta las políticas gubernamentales, la geografía moderna está en todas partes, y no siempre para bien.

Primero, la geografía moderna ha decidido que los mapas ya no son suficientes. Ahora necesitamos "sistemas de información geográfica" que requieren un doctorado para entender. ¿Qué pasó con un simple mapa de papel? La tecnología ha convertido lo que solía ser una herramienta útil en un rompecabezas digital que solo los expertos pueden descifrar.

Segundo, la obsesión con el cambio climático ha convertido a los geógrafos en profetas del apocalipsis. Cada mapa, cada gráfico, cada estudio está diseñado para asustarnos sobre el fin del mundo. ¿No podemos simplemente disfrutar de un día soleado sin que nos digan que es una señal del desastre inminente?

Tercero, la geografía moderna ha decidido que la política es más importante que la geografía misma. En lugar de estudiar montañas y ríos, ahora se trata de fronteras y conflictos. La geografía política ha tomado el control, y no siempre para bien. ¿Realmente necesitamos más divisiones en un mundo ya dividido?

Cuarto, la geografía urbana ha convertido a las ciudades en laboratorios sociales. En lugar de centrarse en la infraestructura y el desarrollo, ahora se trata de gentrificación y desigualdad. ¿No podemos simplemente disfrutar de una ciudad sin que nos digan que estamos contribuyendo a un problema social?

Quinto, la geografía cultural ha decidido que todo es una cuestión de identidad. En lugar de estudiar culturas y tradiciones, ahora se trata de quién se siente ofendido por qué. La geografía se ha convertido en un campo de batalla para las guerras culturales.

Sexto, la geografía económica ha decidido que el capitalismo es el enemigo. En lugar de estudiar el comercio y la industria, ahora se trata de desigualdad y explotación. ¿No podemos simplemente celebrar el progreso económico sin que nos digan que es inmoral?

Séptimo, la geografía física ha sido relegada a un segundo plano. En lugar de estudiar montañas, ríos y océanos, ahora se trata de modelos climáticos y predicciones catastróficas. La belleza del mundo natural ha sido eclipsada por el miedo al futuro.

Octavo, la geografía de la salud ha convertido a las pandemias en un tema geográfico. En lugar de centrarse en la distribución de recursos médicos, ahora se trata de mapas de contagio y zonas de riesgo. ¿No podemos simplemente confiar en los médicos para manejar las crisis de salud?

Noveno, la geografía de los desastres ha convertido cada tormenta en un evento mediático. En lugar de centrarse en la preparación y la respuesta, ahora se trata de quién tiene la culpa. La geografía se ha convertido en un juego de culpas.

Décimo, la geografía educativa ha decidido que la geografía es demasiado complicada para los estudiantes. En lugar de enseñar lo básico, ahora se trata de teorías y conceptos que confunden más de lo que educan. ¿No podemos simplemente enseñar a los niños dónde están los continentes?

La geografía moderna ha perdido el rumbo. En su afán por ser relevante, ha olvidado su propósito original: ayudarnos a entender el mundo en el que vivimos. En lugar de simplificar, ha complicado. En lugar de aclarar, ha confundido. Y en lugar de unir, ha dividido.