Un Análisis Honesto de 'Cómo Robar un Perro': Lecciones de la Vida Real que las Películas Progresistas Ignoran

Un Análisis Honesto de 'Cómo Robar un Perro': Lecciones de la Vida Real que las Películas Progresistas Ignoran

Un vistazo agudo al mensaje subyacente de *Cómo Robar un Perro*, una película que desafía las narrativas sentimentales modernas con lecciones de la vida real.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

La película surcoreana Cómo Robar un Perro se ha ganado su lugar en el corazón de muchas audiencias por su mezcla de humor y mensajes reflexivos. Sin embargo, detrás de esta fábula dirigida por Kim Sung-ho, se ocultan verdades que muchas veces las producciones occidentales modernas prefieren no abordar. Esta es una película de 2016 basada en el libro infantil americano de Barbara O'Connor, y lo que muchos no quieren admitir, es que aborda temas que necesitarían soluciones prácticas, no un desplazamiento hacia sentimentalismos flojos.

En Cómo Robar un Perro, seguimos la historia de Ji-so, quien se ve en la necesidad de idear un plan bastante inverosímil: robar un perro para poder ayudar a su familia sumida en problemas económicos. El trasfondo de esta narrativa es, claramente, la lucha que representa la pobreza y los problemas familiares. Aquí comienza la primera lección que muchas películas progresistas modernas prefieren maquillar o desviar: la pobreza no se disfraza con esperanzas impostadas. La realidad es, que en múltiples ocasiones, una familia trabajadora es empujada a situaciones extremas debido a políticas que privilegian burocracias, que ahogan al ciudadano de a pie.

Ji-so es un personaje que nos recuerda que incluso en medio de la escasez, la creatividad y la iniciativa pueden surgir con fuerza. En vez de centrarse solamente en la desesperación, que muchas narrativas liberales promueven como destino final, esta película muestra que incluso en circunstancias adversas, el individuo tiene la capacidad de pensar más allá de su situación. Deja en claro que esperar siempre el auxilio gubernamental no es la única salida; muchas veces, se requiere arremangarse y encontrar soluciones, por más peculiares que parezcan.

Algo que debe destacarse es cómo Cómo Robar un Perro presenta la responsabilidad como un principio de oro. Ji-so y su inseparable amigo Chae-rang emprenden un plan colmado de dificultades. Aunque es un plan con moralidades cuestionables, el cual, claro está, no alentamos en la vida real, la tenacidad de Ji-so nos lleva a la reflexión: ¿Dónde está el límite entre la necesidad y la ética? En una sociedad guiada por principios bien establecidos, la línea es clara. Muchas veces, estas decisiones extremas derivan directamente de una mala gestión gubernamental y un apoyo insuficiente a las verdaderas familias necesitadas, situaciones que vemos reflejadas en el cine solo cuando es usado como herramienta moralista de los progresistas.

Un punto álgido en el filme que es relevante resaltar, es cómo lo que parecía un simple 'negocio familiar' puede devenir en un caos. La complicación para Ji-so no radica únicamente en lograr su cometido, sino en las lecciones colaterales que aprende sobre confianza, honestidad y sinceridad consigo misma y su familia. En sociedades donde la responsabilidad individual se ve como una virtud, el relato nos muestra cómo dejar todo en manos del Estado experimenta fallas intrínsecas al no abordar estos problemas de raíz.

En adición, somos testigos de cómo Ji-so es constantemente desafiada no solo por las circunstancias, sino por normas sociales que ella aprende a cuestionar y, en última instancia, a respetar. En comparación a cómo el colectivismo actual se vende en occidente sin responsabilidad personal asociada, aquí se ilustra la importancia de la iniciativa personal sin el temor a quedar atrapados en círculos de victimización.

Al final de la película, nos dejan con una sensación de realismo y reflexión sobre lo que significa realmente salir adelante en un mundo imperfecto. No se trata de esperar por soluciones impuestas desde el poder o inundarse de promesas vacías, sino de tomar las riendas sean las que sean. Una jovencita arma un plan por amor a su familia, nos guste o no el camino que elige, pero nos enseña que en sus manos está generar el cambio que desea.

Propongo que, después de ver esta película, se reflexione sobre cómo las soluciones a los problemas deben surgir de esfuerzos individuales y decisiones familiares, que trascienden sistemas muchas veces desvinculados de la realidad ciudadana. Cómo Robar un Perro nos da una perspectiva novedosa del cine que no complace al discurso de moda, sino que confronta cara a cara las dificultades visibles detrás del velo de las ideologías politizadas.