¿Es más escandaloso proteger las antigüedades del Monte del Templo que dejarlas desaparecer? Esa es la pregunta planteada por el Comité para la Prevención de la Destrucción de Antigüedades en el Monte del Templo, un grupo que busca preservar uno de los lugares más sagrados y antiguos del mundo contra posibles daños y desapariciones. Fundado en Jerusalén, este comité ha estado trabajando arduamente, desde su creación, en supervisar y reportar cualquier actividad que pueda poner en peligro las piezas arqueológicas en esta localización histórica.
En un mundo donde la modernidad a menudo arrasa con el pasado, el comité se ha convertido en un faro de esperanza para aquellos que valoran nuestra historia compartida. ¿Y qué podría ser mejor que preservar ese majestuoso legado que tantos en nuestro planeta valoran profundamente? Sin embargo, lo que debería ser un esfuerzo universal para salvaguardar la historia se ha convertido en un campo de batalla político.
El Monte del Templo, conocido por algunos como Haram al-Sharif, es un lugar cargado de significado. Acoge tanto a la Cúpula de la Roca como a la Mezquita de Al-Aqsa, y tiene miles de años de historia detrás de esas sagradas paredes. Este lugar es un símbolo de numerosas religiones, lo que lo hace valiosísimo para diversas culturas.
Sin embargo, esta venerada tierra está siendo descuidada. Las antigüedades están en riesgo debido a construcciones ilegales y manipulaciones no reguladas que ocurren tanto por ignorancia como por descuido. ¿Deberíamos mirar hacia otro lado mientras estas preciosas antigüedades que refuerzan nuestras culturas están en peligro?
El comité ha establecido fuertes argumentos contrarios a la destrucción cultural y al deterioro en esta área. Aseguran que proteger estos sitios no es meramente una cuestión de respeto religioso, sino una responsabilidad compartida para proteger la historia y la civilización en su conjunto.
Desde que se constituyó, el comité ha luchado contra la burocracia y la indiferencia. Sus miembros—a menudo ridiculizados por ser 'demasiado conservadores'—argumentan que no hay nada más progresista que preservar el pasado para las futuras generaciones. Y esto parece razonable, sin importar las ideologías políticas.
Los eventos arqueológicos en el Monte del Templo deben ser supervisados cuidadosamente, dicen los protectores del comité. Sin embargo, se encuentran con que partes interesadas no están interesadas en este enfoque. ¿Por qué? Porque no pueden pensar más allá de sus agendas políticas y dejan de lado el patrimonio cultural que debería ser apoyado universalmente.
Las crisis culturales han destruido monumentos en todo el mundo, desde el saqueo en Egipto hasta la destrucción en Siria y, sin embargo, cuando se trata de este especial pedazo de tierra, el Monte del Templo, la falta de acción es más que elocuente. ¿Por qué entonces es tan difícil aceptar que este lugar necesita protección tangible?
Para que un lugar tan venerado y complejo prospere, se debe respetar su integridad cultural y arqueológica. El comité lo ha reconocido durante mucho tiempo. Ellos proponen medidas más estrictas para garantizar que las prácticas de conservación sean cumplidas eficazmente, y que no se produzca destrucción indiscriminada. Sin embargo, las críticas no comprenden el alcance del daño potencial a nuestra herencia cultural si dejamos que continúe el abandono.
Es alarmante que algunos prefieran mirar hacia otro lado mientras se está jugando con la rica historia del Monte del Templo, buscando avances instantáneos a costa de perder profundamente el sentido de legado. Se podría pensar que proteger nuestra historia común sería un valor universal, pero aparentemente, algunos necesitan un recordatorio.
Posicionar el respeto por la historia común como reactivo o conservador es un sinsentido en sí mismo. La política no debería imposibilitar el sentido común, pero aquí estamos. El Comité busca recordar al mundo que valores como la preservación histórica no deberían estar sujetos a los caprichos políticos del día a día. Necesitamos pensamiento a largo plazo, no solo palabras bonitas sin acción, para proteger algo que ha sido sagrado durante milenios.
Quizás, al final, nuestras acciones (o la falta de ellas) hablarán más fuerte que nuestras palabras. Mientras, el Comité para la Prevención de la Destrucción de Antigüedades en el Monte del Templo continuará con su batalla por la preservación, a pesar de las críticas, con la misma apropiada convicción que nosotros también deberíamos tener para salvaguardar nuestra historia compartida y cultural.