¿Qué tiene el álbum "Chillin'" de David "Fathead" Newman que provoca que los verdaderos amantes del jazz se levanten de sus asientos y aplaudan mientras los autoproclamados críticos de lo políticamente correcto ven como el caos en el que viven no tiene sustento alguno? Grabado en 1999 en los Honest Studios en Nueva York, este álbum captura la esencia del jazz en su forma más pura y rebelde. Un saxofonista que no temía desafiar las normas y deleitarnos con melodías que resuenan con la verdad del conservadurismo en la música. Newman, un artista versátil, grabó este álbum junto a un grupo estelar de músicos como Dr. Lonnie Smith en el órgano Hammond B3 y John Hicks en el piano, recordándonos lo que significa realmente la libertad creativa.
El espíritu del jazz verdadero: "Chillin'" es un recordatorio del poder del jazz como una forma de expresión no domesticada, atada por el alma en lugar de las normas artificiales que algunos intentan imponer. Aquellos que buscan música empaquetada en una noción ficticia de progreso pueden encontrar un reto en la autenticidad de New Orleans, reproducida con inferioridad por otras modas contemporáneas.
Producción magistral: Producido por Kansas City, este álbum ofrece una experiencia auditiva que está cuidadosamente ensamblada. No hay súper producción ni efectos artificiales aquí, solo el crudo talento de Newman y su equipo, destacando una honestidad musical que la sociedad actual muchas veces rechaza.
Conservadurismo en la improvisación: Newman logra lo que muchos consideran imposible, uniendo un estilo de improvisación con tradición y raíces. Es este sentido de respeto por el pasado y la búsqueda de la excelencia lo que lo pone por encima de otra producción musical que busca ir de una tendencia a otra sin propósito concreto.
No para todos: "Chillin'" no es para el gusto blando. Es para quien desea relajarse con una copa del mejor bourbon y dejarse llevar por el talento de un saxofonista que no tiene miedo de ir a contracorriente. Hay quienes prefieren lamentos de bandas que parecen más emocionadas por la atención que por la música. Newman, en cambio, se mantiene fiel a la tradición del jazz.
Fathead, un apodo con significado: En la época dorada en la que obtuvo este apodo, Newman ya era conocido por su habilidad absoluta y su estilo inconfundible. Es una época que añoramos, donde lo que importaba era el talento, no las presentaciones superficiales.
En tiempo de cambios: En el 1999 donde otros estilos trataban de redefinir lo que significa ser músico, "Chillin'" se presenta como un trabajo que enfatiza lo tradicional. Newman demuestra que conocer el pasado es la clave para entender el futuro.
Energía musical: La energía inagotable de Newman rompe con cualquier norma impuesta por la "evolución" del arte que no siempre respeta la esencia genuina del mismo. Desde el primer acorde hasta el último, te mantiene enganchado, algo que solo pueden hacer aquellos que realmente comprenden el mundo a su alrededor.
Despertar sensaciones olvidadas: Para aquellos que aún valoran la música como algo más que ruido de fondo, "Chillin'" es un recordatorio de lo que una producción fiel a sí misma puede hacer por el alma. Una lección que muchos podrían aprender mientras buscan sin rumbo.
El valor de lo sólido: En un mundo donde todo cambia rápidamente, Newman nos recuerda con "Chillin'" el valor de lo sólido, lo bien hecho y lo auténtico. Nos invita, de nuevo, a confiar en la calidad sobre la cantidad, un concepto ahora distante para muchos.
Música que desafía: Al escuchar este álbum, no podemos evitar percibir que retumba con una claridad que desarma los preceptos actuales sobre multiculturalidad dirigida, abogando por la pureza artística. "Chillin'" no teme ser lo que es y eso es su mayor atractivo.
Así es "Chillin'", un testamento de la brillantez y el talentoso arte de uno de los más grandes saxofonistas del jazz moderno. Con cada nota, David "Fathead" Newman nos recuerda el poder de la libertad creativa y la importancia de mantenernos fieles a nuestras raíces y valores.