Chi Virginis: Una Estrella que No Necesita de Ideologías

Chi Virginis: Una Estrella que No Necesita de Ideologías

Imagina una estrella que quiso ser el centro del universo, tan antigua como el tiempo mismo y ubicada a unos 294 años luz de nosotros. Es Chi Virginis, una gigante del cosmos en la constelación de Virgo.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Imagina una estrella gigantesca, tan antigua como el tiempo mismo y ubicada a unos 294 años luz de nosotros, dijo: "¡Yo seré el centro del universo!" Estamos hablando de Chi Virginis, un gigante de gas en la constelación de Virgo que brilla más en la noche que tus tendencias políticas en Facebook. Descubierta por astrónomos mucho antes de que la política se convirtiera en el espectáculo televisivo que es hoy, Chi Virginis ha sido un faro de misterio y asombro desde hace siglos.

Algunos de ustedes querrán saber por qué debería importarnos una estrella que está tan lejos de infligir cambios tangibles en nuestro día a día. Bien, por una buena razón: Chi Virginis tiene un planeta que podría darnos pistas sobre la existencia de otros mundos habitables. Este sistema estelar ha sido examinado por astrónomos buscando respuestas a preguntas complejas, y potencialmente inútiles, como tanto les gusta a los fanáticos de los laboratorios de Silicon Valley.

La historia de Chi Virginis es como un faro estelar que alumbra nuestras pobres almas terrícolas que, en la búsqueda de respuestas cósmicas, se hacen más preguntas que respuestas. ¿Despegamos ya? Porque, en el 2009, se confirmó la existencia de un planeta orbitando esta estrella. Sí, un mundo que podría ser similar al nuestro, orbitando un gigante cósmico, ignorando el veneno tóxico de las redes sociales humanas.

A diferencia de la política, aquí no hay spoilers ni finales felices, sólo ciencia y descubrimientos. El planeta Chi Virginis b, con una masa 11 veces la de Júpiter, ofrece una lección; sí, grande, pero no lo suficientemente restringido por la gravedad de su propio ego. Su órbita le lleva cerca de la estrella en un modesto tiempo estelar de 835 días, casi igual que un mandato político. El descubrimiento de este exoplaneta remonta a observaciones realizadas en el famoso Telescopio Keck en Hawai, donde se proveyó más evidencia a favor de llamar a Silicon Valley "el Hollywood de la Astronomía".

En la tierra, los humanos luchan con estos conocimientos. Unos se alegran de que las matemáticas y la ciencia prevalezcan y unos devotos liberales probablemente encontrarían una manera de decir que el cosmos debería ser más inclusivo. Pero Chi Virginis sigue su camino, ileso por virtualmente toda injerencia humana.

Es casi irónico que mientras andamos ocupados debatiendo el color político de nuestras calles, la naturaleza sigue su curso con un sistema que podría enseñarnos a coexistir más allá del espectro políticamente cargado. La constelación de Virgo, hogar de Chi Virginis, es visible principalmente durante la primavera en el hemisferio norte, cuando tantas "primaveras" buscan resurgir por nuestra tierra.

El simple hecho es que Chi Virginis persevera. Para los que no viven ni respiran a través de teleprompters, el movimiento de los exoplanetas representa más que una oportunidad de tweet inflamatorio. Nos permite examinar las posibilidades de vida en el universo; vida que, a diferencia de la nuestra, podría no necesitar de debates políticos, ni de bandos, solamente existencia.

La ciencia, no obstante, tiene esa manera de humillarnos y elevarnos casi simultáneamente. Alguien capaz de apreciar eso, ya sea viendo el cielo nocturno o debatiendo en YouTube, que se encuentre donde se encuentre, se apartará finalmente del materialismo sin sentido. Mientras, la distante pero imponente Chi Virginis observa las pírricas victorias de nuestros conflictos humanos.

Como un gigante benigno del cosmos, Chi Virginis no toma partido, no necesita autoafirmarse ni tiene mapa electoral. Es una pieza de un universo donde seguir nuestros propios mitos devenidos en dogmas, quizá se vuelva el mayor obstáculo para entender qué significa vivir realmente "juntos" en una galaxia compartida.