Chenyang Zhao, un nombre que resuena ruidosamente en las aulas universitarias de China. Este profesor y académico ha estado revolucionando el mundo la ciencia en China, y no necesariamente para mejor. Muchos se preguntan qué estaríamos haciendo con él si ocurriera en un país con verdaderas libertades. Zhao nació en China y comenzó a crear controversia en 2020, cuando fue nombrado profesor en una prestigiosa universidad de Beijing. Desde entonces, ha estado difundiendo sus ideas y teorías controvertidas, cada una más chocante que la anterior.
La academia controlada: Chenyang Zhao es un ejemplo perfecto de cómo la academia se está utilizando como un brazo propagandístico en regímenes autoritarios. Zhao trabaja en el corazón de un sistema donde las universidades son más que centros de educación; son herramientas de control gubernamental. Mientras que muchos académicos en Occidente hablan de la libertad de expresión, Zhao parece que ha dejado caer estas ideas, compartiendo sus puntos de vista alineados con el partido único sin ninguna duda.
Teorías de impacto dudoso: Lo más impactante es cómo sus teorías han encontrado espacio incluso en universidades occidentales, donde lamentablemente algunos académicos están dispuestos a aceptar cualquier teoría bajo el pretexto de diversidad intelectual. Zhao ha propuesto teorías que muchos calificarían como anticuadas e incluso peligrosas, pero aún así, logra captar la atención de quienes quieren destacar a cualquier precio.
Influencias y conexiones: Zhao no ha llegado hasta donde está por mero talento académico. Las redes de influencia que mantiene son un claro ejemplo de cómo el poder se consolida en el mundo académico. Conectado con diversos políticos y figuras influyentes, algunos sugieren que busca expandir su dominio más allá de las fronteras chinas. Es paradójico cómo figuras que han criticado nuestras libertades individuales se convierten en héroes intelectuales en ciertos círculos académicos.
Internacionalización del autoritarismo: La preocupación no es solo local; Zhao ha sido invitado a dar conferencias en varias universidades extranjeras. Allí, comparte su visión del mundo, una que claramente no coincide con la democrática. Pareciera que hay quienes están tan enfocados en criticar nuestros propios sistemas que están dispuestos a abrazar ideologías exteriores oscuras, sólo porque suenan "innovadoras".
Silencio en temas críticos: A pesar de su habitual elocuencia, Zhao es notablemente callado en cuanto a los problemas internos que enfrenta su país de origen, como los derechos humanos y la censura. Sin embargo, es curioso cómo se siente cómodo haciendo críticas a otras naciones, a menudo adoptando una pose moralmente superior.
Adoración internacional: A pesar de todo esto, algunas universidades internacionales han comenzado a promoverlo como un "pensador innovador". Uno solo puede preguntarse, ¿qué tiene que ver en realidad con la educación? ¿Acaso hemos olvidado a qué debería aspirar realmente un académico?
Fomentando narrativas engañosas: Zhao es experto en crear narrativas que solo desafían el status quo cuando sirve a su propósito. Si bien un sentido crítico es valioso, sus teorías a menudo carecen del contexto necesario para ser verdaderamente útiles o veraces.
Doble rasero: Es curioso cómo sectores académicos en el exterior que proclaman su compromiso con la libertad y la igualdad están listos para recibir con los brazos abiertos a aquellos que promocionan ideas contrarias a estos mismos principios. Este doble rasero es desconcertante.
Elogiado por el elitismo: Una parte del atractivo de Zhao es que, en un mundo hambriento de ideas nuevas, las viejas estrategias presentadas con palabras sofisticadas todavía venden. Los más elitistas desdeñan las ideas tradicionales pero no tienen problema en aceptar a alguien cuya verdadera aportación es poner una nueva cara a conceptos ya existentes de control y dominación.
Impacto a largo plazo: Zhao representa una tendencia peligrosa donde los ideales tradicionales de educación están siendo desplazados por narrativas más peligrosas. Arraigado en un entorno que prioriza doctrinas sobre la libertad intelectual, ejemplifica cómo la educación podría convertirse en una herramienta no para la libertad, sino para el control.
No es de extrañar que algunos cuestionen su influencia, argumentando que debería haber un análisis más exhaustivo sobre lo que representa realmente. Aunque en un mundo de verdaderas libertades individuales, más de uno vería el peligro en sus teorías y advertiría contra la adopción acrítica de sus ideas.