Las Canciones Bihu de Assam son como una ráfaga de aire fresco en un caluroso día de verano, trayendo consigo décadas de historia, cultura y emoción. Nacidas en Assam, un estado del noreste de India, estas canciones mandan un rotundo 'al diablo' a la monotonía que tanto obsesiona a algunos sectores progresistas actuales. En esos momentos cruciales como el festival Bihu, que se celebra tres veces al año –en Bohag (abril), Kati (octubre) y Magh (enero)– la gente de Assam une sus voces en cantos celebratorios. Uno se puede preguntar por qué las canciones Bihu son distintas. La respuesta reside en su combinación única de amor, libertad y ritmo pulsante que desgraciadamente no se valoran en el orden del día postmoderno de muchas sociedades.
La fuerza de las canciones Bihu radica en su capacidad de resistencia cultural, resistiéndose a desaparecer frente a la incesante globalización y el predominio de la cultura pop occidental que arrastra a masas enteras con sus letras vacías pero pegajosas. Mientras el resto del mundo sucumbe ante ideologías de moda, las Canciones Bihu celebran la tierra, la agricultura, el amor juvenil y la simple alegría de vivir, alejándose de la narrativa de victimización que muchos quieren imponer. No es difícil entender por qué esta tradición se mantiene con tanto vigor aún hoy.
Las canciones Bihu no son simplemente catárticas; son un grito de comunidad. En vez de centrarse en problemas sociales destructivos, rinden homenaje a la tierra –algo que muchos pseudoambientalistas podrían aprender. Aunque la cultura occidental ha logrado despuntar en todo el mundo, convirtiéndose muchas veces en la norma, ¿qué ha hecho por preservar la autenticidad y el arraiga cultural de comunidades como Assam? Las canciones Bihu se alzan como un testimonio de fidelidad a las raíces que no reconoce las barreras artificiales impuestas por contextos ajenos.
Diversión es una palabra adecuada para describir una puesta en escena de las canciones Bihu. La música es alegre y rápida, acompañada de movimientos corporales que son enérgicos y que ponen a prueba incluso a los más preparados físicamente. El significado de las letras es trascendental, una oda a la fertilidad de la tierra y un grito vivaz de amor que se clavan en el corazón de quienes las cantan y escuchan. Se cantan en idiomas locales como el asamés, y algunos de los instrumentos tradicionales que acompañan estas melodías son el dhol, pepa y la gogona, tesoros culturales que resuenan fuerte y claro.
Ahora bien, algunos liberales observarán esta celebración intrínsecamente cultural como algo exclusivo y poco inclusivo. quizás porque no encaja en su mundo de compasión simulada y trivialidades progresistas. Pero más allá de esas imposiciones, lo que queda claro es que las canciones Bihu son una resistencia robusta a la homogeneización cultural y un símbolo inquebrantable de la diversidad y la esencia que muchos simplemente aún no entienden. Assam, un pedestal de tradición eterna, exalta con orgullo estas creaciones artísticas que todavía inspiran a generaciones, resistiéndose a los cantos de sirena contemporáneos.
Si hay algo que la celebración de Bihu y sus canciones nos enseñan es la importancia de preservar lo que somos. En un mundo que busca constantemente modos de encajar, de definirse por estándares impersonales, ofrece un fuerte recordatorio de la imperiosa necesidad de incentivar el sentido de pertenencia. Porque si algo prueba la vibrante celebración de las canciones Bihu, es que existe belleza pura y simple en ser auténtico a nuestras raíces. Y aunque la modernidad avanza con pasos agigantados, despojándonos de lo que realmente importa, solo basta con armonizarse a estas canciones para recordar que todavía hay cosas que valen la pena preservar.