Si pensabas que el adoctrinamiento solo estaba reservado para las aulas, te equivocas. Bienvenidos al Campamento de Amor 7, un evento que tuvo lugar en el idílico entorno de una granja en las afueras de Seattle a principios de agosto. Aquí, bajo un disfraz de supuesta inclusión y diversidad, un grupo de jóvenes progresistas se reúne para sumergirse en un mar de ideologías insanas y confusas.
La premisa del campamento podría sonar inocente al principio: un espacio seguro para el amor, la comunidad, y experiencias compartidas. Pero no te dejes engañar por estas palabras bañadas en miel. Este campamento es todo menos inofensivo. En realidad, es un claro ejemplo de la infiltración del progresismo moderno en cada rincón de nuestras vidas.
Primero, está el bombardeo constante de talleres dedicados a desmantelar el 'racismo sistémico' y desafiar el 'privilegio blanco'. No es casualidad que tutajanda las voces que pensamos diferente. En estos eventos se fomenta una especie de purga ideológica que posiciona a cualquier persona que no se alinea con sus dogmas al borde de la sociedad.
El acto central del campamento podría muy bien ser una ceremonia de auto-flagelación ideológica, en la cual los participantes confiesan sus 'pecados' de pensamiento incorrecto y juran lealtad a un nuevo orden social. Un ritual donde leasiones colectivas se convierten en una forma de moral superior.
Por supuesto, esto no puede ocurrir sin una meticulosa selección de conferencias sobre género e identidad. Los asistentes emergen con nuevas etiquetas de identidad como si fueran insignias de honor. En Campamento de Amor 7, la biología se convierte en un tema tan trivial que es casi sorprendente ver cómo descartan siglos de conocimiento científico en favor de la ideología de género actual.
Pero el adoctrinamiento no se detiene allí. Hay toda una sección dedicada a la educación sexual, crucial para los jóvenes, pero presentada aquí bajo una luz tan 'abierta' que raya en la irresponsabilidad. En la práctica, se hace hincapié en aceptar cualquier y toda forma de expresión sexual, sin un ápice de juicio ni consideración de las consecuencias.
Luego tenemos las sesiones de espiritualidad que retuercen las tradiciones para que encajen en la agenda progresista. Pequeños signos del cristianismo, el budismo o cualquier otra religión que no se someta a las nuevas reglas son hábilmente suprimidos. Lo que realmente se adora aquí son las deidades del postmodernismo.
La alimentación no se queda atrás. Cómo disfrutar de un almuerzo sin sentirse culpable de la huella de carbono de su ensalada. Lo importante no es el sabor, sino la tranquilidad de que el menú cumple con estrictos estándares de sostenibilidad y apoyo a empresas locales, siempre que se ajusten al canon ideológico.
Todo esto envuelto en una capa de música pop que celebra el culto al ser individual, dotando de ritmo a todo el alboroto. Alguno podría pensar que es una fiesta encantadora, pero es mucho más que eso: es una ópera del caos construida sobre los cimientos de la uniformidad mental.
Para aquellos que prefieren acción después del banquete de cerebro y alma, hay actividades prácticas que promueven el activismo. Carteles “creativos” para la próxima marcha, una sesión de pintura mural para expresar el derecho al aborto o una clase mágica de compostaje urbano, todo para sacar a flote el activista interior que 'todos' debemos ser.
Pero dirán, ¿quién puede resistirse al amor? Es más, ¿quién puede mirar a esta marea de simpatizantes sin sentir un poco de simpatía? La verdad es que el amor se ha transformado aquí en un arma más de manipulación social. Una narrativa que elimina cualquier tipo de crítica racional en pos de una aceptación sin cuestionamientos.
En resumen, el Campamento de Amor 7 se presenta a simple vista como un refugio para los sentidos y una comunidad de corazones abiertos. Sin embargo, para aquellos con los ojos bien abiertos, es otro ejemplo de cómo algunas ideologías están moldeando radicalmente nuestras generaciones jóvenes, bajo la apariencia de una simple escapada juvenil.