Buenas Chicas: El Reality Que No Te Cuentan

Buenas Chicas: El Reality Que No Te Cuentan

'Buenas Chicas', la serie que nos quiere vender la anarquía moral como ideal de empoderamiento femenino, y que desafía los valores tradicionales bajo el engaño del entretenimiento.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Las series de televisión tienen un poder inmenso para influir nuestras percepciones, o quizás, más bien, para intentar influirlas según convenga. 'Buenas Chicas', o 'Good Girls' en inglés, es una serie que intenta subvertir lo que entendemos por moralidad y honestidad, envolviéndolo todo con un velo de supuesta feminidad empoderada. Pero, ¿realmente nos están vendiendo una nueva forma de ver a las mujeres, o simplemente están promoviendo una anarquía moral?

'Buenas Chicas' nos narra la historia de tres madres en los suburbios que, cansadas de sus luchas financieras, deciden retomar el control... robando una tienda. Es un ejemplo de cómo la televisión moderna altera los valores tradicionales para embaucarnos con la ilusión de que lo que está mal puede ser justificado de alguna manera por las circunstancias. No nos equivoquemos. No se trata solo de entretenimiento, se trata de una reprogramación cultural donde el crimen se minimiza y racionaliza.

¿Estamos enseñando que la desesperación económica justifica actos criminales? ¿Desde cuándo la respuesta a los problemas financieros es cruzar al lado oscuro? Durante generaciones, las madres han sido vistas como el símbolo de la moralidad en los hogares. Ahora, 'Buenas Chicas' nos invita a celebrar la moralidad flexible, que puede doblarse y girarse según sea conveniente. Esta serie no solo desafía las cadenas de lo políticamente correcto, sino que también amenaza con deshilachar el tejido mismo de los valores familiares.

El show se esfuerza en pintar a estas mujeres como heroínas modernas que, enfrentando un mundo de desigualdades, deben tomar decisiones difíciles. Sin embargo, lo que debería ser un drama personal se transforma en una especie de himno al relativismo moral. Se nos presenta un mundo donde parece que los fines siempre justifican los medios. Una narrativa que se alinea de manera sorprendente con cierta agenda que intenta borrar las líneas entre lo correcto e incorrecto.

Lo más insultante es la forma en que estos personajes son representados como víctimas de un sistema que las obliga a tomar acciones desesperadas. Pero si realmente preocupan las desigualdades, invertir en educación, fomentar el valor del trabajo duro y premiar el mérito personal son las auténticas vías para resolverlas. Sin embargo, 'Buenas Chicas' opta por plantar en nuestra mente la semilla de que son nuestras circunstancias, y no nuestras decisiones, las que definen nuestra moralidad.

El guion es una obra maestra del escapismo. En cada episodio, el mensaje parece ser: "Si la situación es dura, ignora los límites establecidos de la sociedad y justifica cualquier acción en nombre de una causa noble". Pero el verdadero heroísmo siempre ha consistido en hacer lo correcto cuando nadie está mirando, no en glorificar un comportamiento criminal solo porque los personajes son empáticos o carismáticos.

Lo que el programa deja de lado es que las buenas acciones poseen un sentido intrínseco de rectitud, distintas y apartadas de nuestra situación económica. Hay una sensación peligrosa que comienza a emerger desde el primer episodio: estas mujeres no están atrapadas por su entorno económico, sino por su falta de verdad y justicia. Al no abordar la raíz de los problemas por su verdadero nombre, la serie perpetúa una ideología que hace lo menor del trabajo de dignificar cualquier comportamiento mientras sirva a una narrativa.

Al final, 'Buenas Chicas' hace poco por avanzar una conversación significativa sobre el papel de las mujeres en la sociedad. Al contrario, lo que hace es darle la espalda a siglos de historia, cultura y deber hacia los valores. Exalta una forma de vida que no debe ser ni permitida ni celebrada. La serie abraza una narrativa que dicta que cualquier cosa es permisible si estás en la situación "correcta" o incorrecto si vienes del trasfondo "incorrecto".

El hecho de que algunas personas queden encantadas con esta representación dice más sobre su visión distorsionada de lo que significa ser "buenas", que sobre la serie en sí misma. Al final, 'Buenas Chicas' podría bien ser otra piedra en la quimérica montaña del entretenimiento moderno que, bajo la apariencia de progresismo, es una reprimenda a los valores que alguna vez formaron el cimiento de una sociedad equilibrada y justa.