Una Victoria que los Progres no Quieren Recordar: La Batalla de Brunkeberg

Una Victoria que los Progres no Quieren Recordar: La Batalla de Brunkeberg

Una historia que irritaría a los progres: En 1471, una batalla épica en Suecia sacudió la hegemonía escandinava, revelando la voluntad inquebrantable de un pueblo por su independencia.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

En la historia mundial se esconden joyas perdidas que los progres prefieren no desempolvar, y una de ellas es la Batalla de Brunkeberg. El 10 de octubre de 1471, en las heladas tierras suecas de Estocolmo, se libró un enfrentamiento entre el regente sueco Sten Sture el Viejo y Christian I de Dinamarca. Este choque, que tuvo lugar durante tiempos convulsos en el seno de la Unión de Kalmar, acabó fortaleciendo el orgullo nacional sueco y desafiando el dominio extranjero. Resulta curioso cómo este tipo de victorias nunca forman parte del discurso popular que celebran aquellos que prefieren un mundo sin fronteras.

Primero, vamos a los detalles. Sten Sture el Viejo, un líder cuya astucia y amor por la nación sueca le llevaron a asumir el cargo de regente en un momento en que Su majestad estaba más pendiente de sus otros dominios de la Unión de Kalmar. Esta unión, que prometía ser una coalición pacífica entre Dinamarca, Noruega y Suecia, era en realidad un medio de subsumir voces y voluntades suecas bajo el control danés. ¿Acaso no suena familiar? Grandes autoridades prometen unidad para servir sus propios intereses y perpetuar su poder.

Durante esta época, Christian I deseaba recuperar el control absoluto sobre Suecia, envalentonado por el respaldo que su título real le proporcionaba. Sin embargo, Sten Sture, quien percibió la amenaza para su pueblo y su cultura, se adelantó a los acontecimientos. Reuniendo un ejército de campesinos, caballeros, y cualquier hombre dispuesto a defender su tierra, Sten Sture marchó para detener a Christian I, quien avanzaba hacia Estocolmo desde el oeste.

La estrategia de Sten Sture fue audaz y decisiva. Usó a su ejército para tomar posiciones ventajosas en los altos de Brunkeberg, un terreno que obligaría a los invasores daneses a atacar cuesta arriba, socavando su fortaleza y recursos. La batalla fue una hazaña épica y culminó con una victoria notable para Suecia. Christian I fue forzado a retirarse con su ejército derrotado, y Sten Sture se consolidó como un héroe nacional. ¿No es así como los auténticos patriotas deberían actuar cuando su tierra está en peligro?

La Batalla de Brunkeberg no sólo fue una confrontación militar, sino una representación del deseo de independencia y la dignidad de un pueblo. Los suecos demostraron que no necesitaban ceder a la política de poder de una élite extranjera para definir su destino. Cada patriota puede tomar una lección de esta batalla: sólo los valientes garantizan la libertad de su nación.

En el contexto actual, los liberales prefieren hablar de integración y colectivismo, pero poco mencionan historias como esta donde la voluntad de un pueblo para preservar su identidad se impuso a las imposiciones externas. En su visión de globalización y abierta aceptación de toda ideología, estas lecciones de libertad nacional son secundarias, algo provenientes de un tiempo olvidado. Sin embargo, cada estadio de la historia tiene algo que enseñarnos sobre la importancia del carácter nacional.

Las ideas a menudo rebotan en la historia, y los valores nacionales, de soberanía e independencia, deben ser celebrados, replicados e inspiradores. La perseverancia de Sten Sture el Viejo es una prueba de que ningún obstáculo es demasiado grande para aquellos que defienden su hogar con valentía y determinación. Esos valores son atemporales y deben nutrirse incluso en el panorama moderno.

Al mirar la Batalla de Brunkeberg no sólo reconocemos la astucia marcial de sus enfrentamientos, sino también la lección más amplia que trasciende las fronteras suecas y resuena en el corazón de cada nación que sabe que la libertad verdadera requiere sacrificio. En tiempos en que la retórica de la apertura total silencia el orgullo y el sentido de pertenencia a una nación, este episodio histórico nos recuerda que nuestra identidad importa, que nuestro hogar debe ser defendido para poder prosperar y crecer.

Los campos de batalla de Brunkeberg quedan grabados como una victoria sui generis de sentido patriótico y estratégico. Tal vez sea hora de que dejemos de ignorar estas historias de lucha y orgullo patrio que nos muestran que la defensa de la libertad y la independencia no es solo un pasaje del pasado, sino un recordatorio del tipo de acciones que debemos tener presentes en la actualidad para enfrentar los desafíos del futuro.