Baloncesto en los Juegos Olímpicos 2016: Donde la Realidad Supera al Fútbol de Fantasía

Baloncesto en los Juegos Olímpicos 2016: Donde la Realidad Supera al Fútbol de Fantasía

¿Quién necesita el drama de una mala telenovela cuando tienes el baloncesto en los Juegos Olímpicos de Verano 2016? Este apasionante capítulo se escribió en Río, demostrando que el baloncesto es más que un simple juego.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Baloncesto en los Juegos Olímpicos 2016: Donde la Realidad Supera al Fútbol de Fantasía

¿Quién necesita el drama de una mala telenovela cuando tienes el baloncesto en los Juegos Olímpicos de Verano 2016? Este apasionante capítulo de la historia olímpica se escribió en Río de Janeiro, donde equipos de todo el mundo se enfrentaron, demostrándonos una vez más que el baloncesto es más que un simple juego, es una ciencia exacta. ¿El cuándo? Del 6 al 21 de agosto de 2016. ¿El por qué? Porque, a pesar de lo que puedan decir varios progresistas, no hay chuches de inclusión que superen la habilidad pura y dura en el deporte.

En primer lugar, hablemos del equipo que todos adoramos amar: Estados Unidos. Una vez más, el llamado 'Dream Team' llegó, vio y venció. Kevin Durant se convirtió en el héroe del día con actuaciones dignas de ser esculpidas en piedra. Anotó 30 puntos en la final contra Serbia, donde Estados Unidos demolió a sus oponentes 96-66. Nada de soluciones a medias, ni de pedir tiempo para 'adaptarse', solo potencia pura y determinación.

Brasil fue un espectáculo en sí mismo, pero no pudo aprovechar la ventaja de ser el anfitrión. Cayó en el grupo de la muerte y, aunque se esforzó por sobrevivir, los golpes constantes de equipos como Argentina y Lituania fueron demasiado. Quizás deberían haber sido más conservadores en su enfoque, en lugar de intentar encantar al público con un espectáculo de fuegos artificiales.

Y hablando de Argentina, hablemos del 'golden generation'. Manu Ginóbili, otro grande que salió a la cancha de Río sabiendo que su tiempo de oro estaba tocando su fin. Sintieron el adiós en los huesos, pero lucharon hasta el final. Su derrota contra los Estados Unidos por 105-78 en los cuartos marcó el fin de una era para Ginóbili, pero ¿acaso esperábamos menos de un guerrero?

España hizo un papel formidable, llevándose el bronce después de un difícil torneo. Pau Gasol y compañía nos mostraron que la persistencia es clave, y finalmente vencieron a Australia 89-88 en un partido de infarto por el tercer lugar. Dejaron claro que no todo se trata de ganar, sino de mostrarle al mundo de lo que estás hecho.

Australia, a su vez, demostró que la valentía no debería ser subestimada. Con un equipo que parecía tener dinamita en las zapatillas, llegaron a la semifinal. Sin embargo, su derrota por un punto ante España los dejó con el cuarto lugar, demostrando que en el baloncesto, a diferencia de la política, la mala suerte sí juega un papel.

Ahora, algunos pueden argüir que la competencia femenina no tiene el mismo nivel de atención, pero las cifras no mienten. El equipo femenino de Estados Unidos también fue un coloso en la cancha, aplastando a España en la final por 101-72. Si decimos que la meritocracia triunfa, este es el ejemplo perfecto: las mujeres demostraron que los estándares elevados no son solo para los hombres.

Mientras países como Croacia y Francia luchaban por hacerse un lugar en los anales de la victoria olímpica, mostraron que aunque el baloncesto no es el primer deporte que viene a nuestra mente cuando pensamos en estos países, aún así es capaz de unirlos con un objetivo común: vencer a los gigantes.

Así que aquí estamos, con el baloncesto nuevamente en el trono de los deportes en los Juegos Olímpicos de Verano 2016, recordándonos que el deporte debería ser sobre el talento y el esfuerzo, no sobre cuotas o políticas que algunos liberales promueven. Este evento fue una celebración de la excelencia humana, donde la habilidad y el trabajo duro superaron cualquier barrera.