Baldassare Castiglione: El Renacimiento de la Hipocresía
Baldassare Castiglione, un diplomático y escritor italiano del Renacimiento, escribió "El Cortesano" en 1528, una obra que se convirtió en el manual de etiqueta para la élite europea. En la Italia renacentista, Castiglione se movía entre las cortes de Urbino y Mantua, donde su obra influyó en la forma en que los nobles debían comportarse. Pero, ¿qué hay detrás de este manual de "buenas maneras"? La hipocresía de una élite que predicaba virtudes mientras practicaba vicios.
Castiglione nos vendió la idea de que un cortesano debía ser un hombre de armas, letras y artes, un "hombre renacentista" completo. Pero, ¿quién tenía tiempo para ser todo eso? Solo aquellos que vivían de los impuestos de los campesinos, claro está. Mientras los nobles jugaban a ser poetas y guerreros, el pueblo trabajaba de sol a sol para mantener sus lujos. La obra de Castiglione no es más que un manual de hipocresía, donde se enseña a aparentar lo que no se es.
El "sprezzatura", un término acuñado por Castiglione, es la habilidad de hacer que todo parezca fácil y natural. Pero, ¿no es esto solo una forma elegante de decir "fingir"? En lugar de promover la autenticidad, Castiglione nos invita a ser actores en un teatro de apariencias. La élite renacentista se preocupaba más por cómo se veía que por quién era realmente.
El Renacimiento es a menudo alabado como una era de iluminación y progreso, pero no olvidemos que también fue una época de desigualdad extrema. Mientras los nobles se deleitaban en banquetes y fiestas, el pueblo sufría bajo el peso de los impuestos y la pobreza. Castiglione, con su manual de etiqueta, no hizo más que perpetuar este sistema de clases, donde unos pocos disfrutaban de todo mientras la mayoría luchaba por sobrevivir.
La obra de Castiglione también promovía la idea de que las mujeres debían ser "graciosas" y "modestas", relegándolas a un papel secundario en la sociedad. En lugar de empoderar a las mujeres, "El Cortesano" las encasillaba en estereotipos que las limitaban. Mientras los hombres jugaban a ser héroes y poetas, las mujeres debían contentarse con ser meras espectadoras.
Hoy en día, algunos podrían ver a Castiglione como un visionario, pero no nos dejemos engañar. Su obra no es más que un reflejo de una sociedad que valoraba más la apariencia que la sustancia. En un mundo donde la imagen lo es todo, "El Cortesano" sigue siendo un recordatorio de que la hipocresía no es un fenómeno moderno.
La próxima vez que alguien alabe el Renacimiento como una era de progreso, recordemos que también fue una época de desigualdad y superficialidad. Castiglione, con su manual de etiqueta, no hizo más que perpetuar un sistema que valoraba más el "parecer" que el "ser". En un mundo donde la autenticidad es cada vez más rara, tal vez sea hora de dejar atrás las enseñanzas de Castiglione y buscar un camino más genuino.