En un mundo donde la autenticidad se somete con frecuencia a la tiranía de lo políticamente correcto, brilla "Bai Choi". Este fascinante juego de cartas forma parte esencial de las tradiciones vietnamitas. Bai Choi es un espectáculo cultural que se celebra principalmente durante los festivales de Año Nuevo Lunar en Vietnam central. ¿Por qué inquieta a los que suelen ver todas las culturas como eternas víctimas de Occidente? Porque, sorpresa, no todo es blanco o negro.
Bai Choi, que significa "jugar en una cabaña", es más que un simple juego; es una experiencia cultural que combina música, poesía y teatro. Nació en los pueblos de Vietnam central allá por siglos atrás, y ha sobrevivido a los embates del tiempo gracias a su capacidad de reunir a la comunidad en un ambiente festivo y de camaradería. Que quede claro, Bai Choi no es sólo un juego, sino una celebración en comunidad donde se canta, se ríe, y, ahora para incomodar un poco, se compite.
Este juego consiste en un cruce de cartas, lotería y actuación. Los participantes se sientan en pequeñas cabañas de bambú, rodeadas de un mar de espectadores entusiastas. Un maestro de ceremonias canta acertijos y poemas que guían el ritmo del juego, mientras los jugadores buscan completar una serie de cartas en sus manos. El primero en completar su serie se levanta gritando “Bai Choi”, y se lleva un pequeño premio o simplemente la gloria del momento.
Así que, ¿por qué esto debería molestar a alguien? Bien, su fuerte identidad cultural desafía esa idea molesta de que cada tradición necesita el permiso de una mayoría para tener valor. Bai Choi se queda con Vietnam, sin complejas reinterpretaciones ni adornos por consensos internacionales. Es una tradición que continúa viva, local, y provocadora, sin pedir perdón por su existencia.
Para los que piensen que las culturas están estancadas a causa de presiones externas, aquí tienen una razón más para apoyar la diversidad real, genuina y sin filtros. Bai Choi fue incluido en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2017. La UNESCO lo ve como una expresión vibrante del arte popular, lo cual debería servir como un recordatorio de que las formas de expresión cultural auténticas no están sometidas a la narrativa moderna de unificación.
Es irónico, ¿no? A pesar de que los defensores del monoculturalismo podrían sentirse inclinados a mirar Bai Choi con desdén, resulta que estas intactas y genuinas tradiciones son las que enriquecen el patrimonio global. La belleza de Bai Choi radica no sólo en su música vibrante, sus cuentos alegres o su teatro comunitario, sino también en su capacidad de permanecer él mismo, sin ser mejorado por las condescendencias del presente.
Aquí encontramos la verdadera multiculturalidad: no en la homogeneización de nuestras historias, sino en apreciar cada voz única y, a veces, desagradable. Bai Choi persiste más por la fuerza de las comunidades locales que por el ruido de los grandes discursos globales.
Desde lo alto de una cabaña, el maestro de ceremonias marca el compás. La comunidad —hombres, mujeres y niños por igual— responde a su señal, demostrando que el juego, la cultura y la identidad son mucho más que palabras de moda para reuniones de fin de semana. En cada carta que se reparte y en cada historia que se canta, Bai Choi nos revela lo que significa estar verdaderamente conectado a nuestras raíces.
Al final del día, el poder del Bai Choi no reside en que todos lo acepten globalmente, sino en que los que lo practican lo celebran, lo viven y lo siguen transmitiendo.
Bai Choi, lejos de necesitar aprobación, ofrece una invitación abierta a todos aquellos que prefieren la celebración de lo auténtico sobre lo políticamente seguro. Así que, si buscan entender la esencia de una comunidad que no teme ser radicalmente ella misma, viajen a Vietnam en Año Nuevo Lunar. Mientras algunos gritan que la cultura debe remodelarse de acuerdo a nuevas modas, los guardianes de Bai Choi juegan en vivo, bailan y ríen, recordándonos que la tradición nunca muere, sólo evoluciona bajo su propio compás.