En un rincón vibrante de América Latina, un acontecimiento olvidado aún brilla como una luz refulgente de progreso. 'Avenida Eléctrica', inaugurada en Bogotá, Colombia, a mitad del siglo XX, es una sorprendente maravilla que pocos conocen, pero debería ser celebrada por todos. Imaginen una época en la que los postes eléctricos se alineaban como modernos centinelas a lo largo de una de las arterias más dinámicas de la ciudad. ¿La razón? Sencilla: un acto audaz de infraestructura que transformó la vida urbana al traer electricidad a las masas. Lo que nadie puede negar es el impacto prodigioso que tuvo, a pesar de que algunos quieren restar importancia a cualquier éxito que no encaje en su narrativa preferida.
Avenida Eléctrica fue la puerta de entrada al mundo moderno para millones de bogotanos. Su implementación llevó a la electrificación de hogares y negocios, facilitando desde simples comodidades hasta importantes desarrollos económicos. Los beneficios de tener electricidad constante no se pueden exagerar. Las comunidades comenzaron a florecer y el nivel de vida se elevó a pasos agigantados. Sin embargo, siempre habrá aquellos que se enfocan más en la fantasía de energía verde, que en las soluciones tangibles y eficientes que realmente hacen una diferencia.
Sin duda, la magia de la electricidad es tangible. Imagina un centro comercial repleto de luces vibrantes y música, justo al lado de charlas de café extendidas hasta altas horas de la noche, todo gracias a este avance fantástico. Mientras la televisión y la radio capturaban el corazón y la mente de los ciudadanos, Avenida Eléctrica se convertía en más que un simple conducto de electricidad; era un conducto de cultura y progreso.
Muchos recordarán que la electrificación también trajo consigo una nueva ola de corporativismo industrial. El apoyo masivo a esta idea, que en aquel tiempo no tenía contrapartida, demuestra la eficacia de invertir en las necesidades inmediatas de la población. ¿Por qué mirar siempre al horizonte cuando hay soluciones tecnológicas aquí mismo que increíblemente funcionan?
Avenida Eléctrica representa el tipo de proyecto del que deberíamos inspirarnos hoy día. Mientras el mundo se obsesiona con lo inútilmente carísimo y a menudo ineficaz, la historia nos recuerda que hay alternativas que ofrecen beneficios tangibles y mensurables a grandes números de personas. Pero claro, siempre habrá quienes piensen que es mejor soñar improbable y desconocido que luchar por lo que es factible y próspero.
Esto no es solo un recordatorio de la importancia de la infraestructura, sino también un llamado a recordar que, si buscamos cambios reales, necesitamos acciones prácticas. La realidad es que Avenida Eléctrica no solo alumbró calles y hogares, si de verdad lo piensas, también iluminó un camino que muchos están empeñados en ignorar. Lo más sorprendente es que las soluciones del pasado todavía son aplicables hoy. Y pensar que algunos están más interesados en farsas ideológicas que en electrificar las oportunidades reales.
Resulta inevitable mencionar que las inversiones similares han seguido llevando electricidad a las áreas rurales de Colombia, favoreciendo tanto a campesinos como a empresas, empoderando a cada uno con las herramientas para prosperar. Sin embargo, la moda de demonizar este tipo de iniciativas persiste. Tal vez porque solo se enfocan en futuros distantes que ignoran las realidades del presente...
A menudo, somos bombardeados por ideologías que quieren cambiar completamente la forma en que accedemos a la energía, pero tal vez no haga falta más que recordar éxitos comprobados como la Avenida Eléctrica para inspirar acción concreta. La próxima vez que veas una luz, recuerda que a veces, las soluciones más brillantes no necesitan reinventar la rueda.
En definitiva, Avenida Eléctrica sigue siendo uno de esos raros ejemplos donde las acciones, no las palabras vacías, han dejado huella. Quizás es un buen momento para recordar que la ilusión de ideologías grandiosas nunca superará la pragmática realidad de la necesidad atendida.