Si creías que el rock solo se escuchaba en arenas y clubes, piénsalo de nuevo; Hot Tuna decidió aterrizar su sonido justo en el agua. "Aterrizaje en el agua", lanzado en 1975, es la joya de Hot Tuna. ¿Quiénes son estos renegados del rock americano? Jorma Kaukonen en la guitarra y Jack Casady en el bajo, dos músicos que formaban parte de Jefferson Airplane antes de decidir tomar un rumbo completamente nuevo. Este álbum capturó perfectamente el ingenio y la desfachatez de estos músicos tough-as-nails y lo pusieron todo en un disco que golpea fuerte como un viento fresco a la cara del progresismo musical y lírico que ya comenzaba a mostrarse por ese entonces.
¿Qué es lo que le da ese toque especial a "Aterrizaje en el agua"? Es directo, bruto y, honestamente, auténtico. Con la pura potencia del blues rock, gritan, claro y fuerte, que la música debe ser sobre emoción real y talento, no un icono políticamente correctito para agradar a todos. Para muchos del ala progresista, la música debería seguir reglas nuevas para encajar en narrativas comodinas. Sin embargo, Hot Tuna desafió esas "narrativas" e hizo música que simplemente hablaba al alma. Este álbum es un manifiesto sonoro que recuerda que los verdaderos músicos se arraigan a la esencia de su arte.
¿Por qué en el agua? No es solo una simple metáfora; el nombre despierta sensaciones de riesgo y osadía. La banda grabó mientras se encontraba en una casa flotante en el río Sacramento, agregando literalmente una capa de brillante autenticidad sin las distracciones urbanas. Es un testimonio a aquellos tiempos en los que hacer música requería compromiso y valentía, no un hashtag de marketing. Mientras el mundo cambiaba y buscaba volverse más "incluyente", aquí estaba Hot Tuna demostrándonos sin disculpas lo que significaba mantenerse fiel.
Fíjate en los temas. Mientras las ondas del agua chocan contra el barco, los tonos memorables te envuelven. Canciones como "Hit Single #1" y "Serpent of Dreams" nos recuerdan que la destreza musical no se mide por cuántos seguidores tienes en redes sociales, sino por la energía visceral que transmites. Kaukonen y Casady nos muestran que, a pesar de que han pasado casi cinco décadas, los verdaderos pioneros del rock todavía pueden enseñarnos una cosa o dos sobre valentía artística. Su música desafía el statu quo: es un tipo de arte que no se verá encadenado a la corriente cultural pasajera.
A diferencia de las olas de música que se desarrollaron en ese mismo tiempo, Hot Tuna no trató de suavizar su estilo para agradar al oído pop. Hay una intrepidez inigualable en la manera en que operaron. Incluso el lugar de grabación era reflectivo de su enfoque: lejos del lujo de los estudios de Los Ángeles o Nueva York. Aterrizar en agua es simbolizar no solo riesgo y aventura, sino un compromiso resuelto hacia sus raíces y su visión.
La autenticidad del blues rock de Hot Tuna destaca como una pieza rebelde durante tiempos de cambio. Su música desafía la complacencia y la superficialidad de las listas de éxitos, sacando a la luz una época en la que el alma de la música aún era un campo de batalla por la excelencia, no por los likes. Su arte era crudo, directo, y ellos no se preocupaban por las sensibilidades del liberalismo musical incipiente en ese momento.
Al final del día, el legado de "Aterrizaje en el agua" de Hot Tuna se mantiene firme. Sigue siendo un canto de sirena para aquellos que creen en el rock desenfrenado y el blues auténtico. No hay necesidad de camuflarse, de forzarse a seguir el guion; este álbum es una llamada a recuperar la esencia del arte. Una prueba de que, cuando una banda mantiene las riendas de su creatividad, puede enfrentar cualquier corriente y salir navegando, sin importar lo turbulentas que sean las aguas de la crítica social o artística.